Encuestas sin reflejos políticos

27 de julio de 2023

Las recientes elecciones en el Reino de España son otra muestra de la dificultad que tienen los partidos políticos para percibir el pulso de los diferentes segmentos de la población. El Partido Popular (PP) estaba convencido de que arrasaba el 23J porque había resultado victorioso en las municipales del mes de mayo. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) parecía acorralado y a la defensiva, y la sorpresiva decisión del presidente Pedro Sánchez de adelantar las elecciones generales fue interpretada como un gesto desesperado para evitar una derrota aún mayor si se mantenía el cronograma electoral de fin de año. Casi todas las encuestas auguraban una amplia victoria del PP que basó su estrategia en estos datos. Por dicho motivo, el partido «vendió la piel del oso antes de cazarlo», como reza el dicho popular, y era un secreto a voces que se hablaba del reparto de ministerios ante una victoria asegurada que le permitiría formar Gobierno con relativa facilidad. Tanto en el PP como en la mayoría de los «sesudos» análisis de los medios de comunicación se proyectaban los resultados del proceso electoral en base a los datos de esas encuestas.
El problema no son las encuestadores que hacen su trabajo, sino que los partidos y el periodismo realizan sus análisis justamente en base a las encuestas, como si estas fueran un fiel reflejo de la sociedad en su conjunto. Más allá de las diferentes metodologías utilizadas, ya hace años que el llamado humor social se define en base a las respuestas que reciben las encuestadoras de las preguntas que ellas formulan como si fueran la única variable para comprender una sociedad.
Lo que las encuestas no pudieron ver fue la movilización que se produjo en la militancia del PSOE y movimientos sociales afines para evitar un triunfo del PP en alianza con la extrema derecha de VOX. Pero la militancia casa por casa es un factor que –por lo general– las encuestadoras ni siquiera comprenden.