1 de septiembre de 2023
El expresidente Donald Trump calcula cada movimiento como si se tratara de una final de ajedrez. Es consciente de que enfrente tiene un rival que le ha ganado la partida anterior, pero que ahora no sabe cómo seguir. Por el contrario, Trump está pasando a la ofensiva. Por eso, ante la cuarta imputación penal en su contra va a la sede policial sabiendo que no quedará preso y que la foto que le tomen es clave para su show mediático. Veloz como un rayo imprimió su foto de la policía en tazas y remeras. Trump es un producto de la maquinaria mediática estadounidense y la usa mejor que nadie. Los juicios en su contra no parecen hacer mella en su imagen porque sus seguidores están convencidos de que son parte de una gran conspiración en su contra. ¿Sobornó a una actriz porno? ¿Se llevó documentos clasificados de la Casa Blanca? ¿Intentó torcer un resultado electoral en el Estado de Georgia? ¿Instigó a que tomaran el Congreso el 6 de enero de 2021? No miran las pruebas ni les importa. Lo consideran víctima del progresismo demócrata que quiere hundir la nación.
Trump está procesado en cuatro Estados de cara a la elección presidencial de noviembre del año que viene y las primarias en el partido republicano parecen ser solo un trámite para él. Si hasta se dio el lujo de ausentarse del primer debate de los precandidatos de su partido. Su principal competidor en la primaria es Ron de Santis, el gobernador de Florida que también representa a la ultraderecha, pero no le llega ni a los talones.
Trump quería posponer los procesos legales para 2026 pensando que –como presidente– podría anularlos. Los adelantaron para comienzos del 2024. ¿Le jugará en contra o hará algún tipo de gambito para que lo favorezca?
Acusado. El magnate en la cárcel del condado de Fulton, Atlanta, el 24 de agosto pasado.
Foto: Getty images