10 de noviembre de 2015
En el balotaje se define mucho más que un gobierno nacional para los próximos años. Ese día la ciudadanía resolverá con su voto si continuamos avanzando por el camino del desarrollo económico con inclusión, la consagración de nuevos derechos sociales y culturales y la inserción en el mundo con un proyecto soberano por y para el conjunto de los habitantes de nuestro país. La otra opción es volver a un Estado que gerencia los intereses de minorías corporativas, apuesta al endeudamiento externo como en tiempos ya superados, a la subordinación a los grandes grupos económicos locales e internacionales, y al retorno a políticas de ajuste que llevarán, inevitablemente, al achicamiento del aparato productivo. Mauricio Macri y su equipo, como representantes de esta segunda opción, no dicen abiertamente que van a multiplicar la pobreza, pero basta con escuchar a sus asesores económicos para saber cuál es su verdadero pensamiento: «No está bueno que la Ley de Pago Soberano de la Deuda Pública siga» (Federico Sturzenegger, 09/2014); «Los fondos buitre son tipos de buena voluntad» (Carlos Melconian, 08/2013), y «hay 3 millones y medio de jubilados que no han pagado nada» (Melconian 07/2015). Y el propio Macri lo dejó claro cuando dijo: «Jamás hubiera confiscado YPF» (10/2014) y «hay que cumplir el fallo judicial» de Griesa (07/2014). Pero además de las palabras están los hechos: las leyes que los diputados del PRO votaron en forma negativa, como por ejemplo la recuperación de YPF y Aerolíneas Argentinas, la movilidad jubilatoria, el proyecto de ARSAT, la anulación de las AFJP y el regreso al sistema solidario de previsión social; tampoco apoyaron la Ley de Fertilización Asistida y el voto a los 16 años. En materia internacional el macrismo ha declarado que abandonará la actual política de integración latinoamericana para volver a la órbita de Estados Unidos y sus aliados. Una vez más, el señor Melconian nos aclara esa postura: «Me gusta jugar con los americanos, nos recontraconviene». Por su parte, Daniel Scioli reafirmó su compromiso con la continuidad del actual proceso político y económico. Según el candidato del FPV, «Mauricio Macri tiene una visión privatizadora y cree en el mercado», mientras que él «apuesta a la intervención del Estado». También sostuvo que «la elección ahora es mano a mano, el país del poder concentrado contra los intereses del pueblo». El gobernador bonaerense indicó también que el candidato de Cambiemos representa «la apertura indiscriminada del mercado, la exclusión, el sector de la sociedad que más tiene, el ajuste, la devaluación y el pago inmediato a los fondos buitre», mientras que el proyecto que él impulsa se identifica con «el desarrollo nacional, la inclusión, y la articulación con la Patria Grande latinoamericana y los cambios moderados». Solo uno de los dos proyectos propone una opción creíble de más democracia, equidad distributiva, ampliación de derechos para las mayorías, más integración con la región, más trabajo para todos, fomento a las pymes del campo y la ciudad, para seguir avanzando en la industrialización sustituyendo importaciones y fortaleciendo el mercado interno. Este programa se orienta a trabajar por una Argentina que continúe creciendo y se desarrolle de manera integral y solidaria. En resumen, lo que está en juego en el balotaje son dos proyectos políticos, económicos, sociales y culturales antagónicos. Una instancia electoral en la cual las posturas de abstencionismo o «neutralistas» resultarán funcionales al proyecto de las derechas conservadoras. Hay demasiado en juego para no advertir la regresión que se cierne sobre el horizonte del país y su impacto en el continente. Es indispensable recordar la crisis que estalló a fines de 2001, luego de más de una década de sobredosis neoliberal del menemismo y la Alianza delarruista. Sería muy positivo que el pueblo no acepte un «cambio para atrás» y se decida por inclinar la balanza hacia sus verdaderos intereses. Los cooperativistas que militamos en el arco de los movimientos sociales transformadores una vez más no seremos neutrales. En esta gran encrucijada estaremos junto a quienes se comprometen con la continuidad y profundización del proyecto de cambio y progreso social.