23 de septiembre de 2015
Hoy escuché por la tele que ahora los homosexuales pueden donar sangre. No sé si científicamente es lo correcto pero me parece que se trata de una medida justa, ya que era altamente discriminatorio pensar que todos los homosexuales que van a donar sangre son portadores del VIH. Incluso esto puede ayudar a que los bancos tengan más sangre, cosa muy importante a la hora de las operaciones o las transfusiones. Creo que hoy existen modernos métodos de detección como para reducir los riesgos de transmitir enfermedades con sangre infectada a través de una transfusión. Por otro lado, un formulario con las preguntas adecuadas, advirtiendo además al donante que si presenta riesgos de transmitir una enfermedad sexual se abstenga de donar sangre, puede ser bastante persuasorio. Habría que estar mal de la cabeza para ir a donar sangre sabiendo que se es portador de sida. Recuerdo haber ido alguna vez a donar y el formulario que me hicieron llenar era muy discriminatorio, y directamente prohibía a personas que hubiesen estado presas durante el último año donar sangre. Cuando le pregunté a la médica a qué se debía esa restricción recuerdo que me dijo con plena seguridad: «Si estuviste preso seguro te inyectaste drogas o abusaron de vos, así que serías un riesgo para quien recibe tu sangre». No voy a negar que un trasfondo de verdad puede haber en esa afirmación, pero me asombró la certeza de la profesional y la generalización de que todos quienes fueron privados de la libertad resultan drogadictos o abusados. Me pareció muy sensato el doctor Pedro Cahn, quien dijo que «hay mayor prevalencia del virus del sida en la comunidad gay, pero también afecta a heterosexuales y a diferentes edades». Lo que hay que hacer es mejorar los controles hematológicos para no transmitir sangre infectada y no estar estigmatizando a la gente de antemano.
Carlos Rizzo
Rosario, Santa Fe