11 de febrero de 2015
Como millones de argentinos, no tengo casa propia, y ante la imposibilidad de acceder a un crédito, me veo en la necesidad de pagar un alquiler. Durante el pasado diciembre me mudé a un departamento en el barrio de Almagro y dejé otro en el barrio de Flores que había alquilado durante 6 años. Por experiencia propia puedo asegurar que los precios están totalmente desfasados con lo que se ofrece. Y lo peor es que literalmente los inquilinos están en manos de los propietarios, pues no hay modo de poner un freno al constante aumento de precios y exigencias. Propietarios e inmobiliarias ponen en los contratos cláusulas abusivas y muchas veces aduciendo razones absurdas se terminan quedando con el dinero de los depósitos. Una de las nuevas modalidades –con la excusa de la inflación, que también padecemos los inquilinos– es la de incrementar el valor del alquiler, por lo menos, en un 15% cada 6 meses, lo cual equivale a pagar un 30% más durante el segundo año. Urge que el Estado intervenga en este mercado: hay millones de personas que lo reclaman.
Daniel Carnevale
Ciudad de Buenos Aires
