Mundo | XVI CUMBRE DE LOS BRICS

El club que desafía a Occidente

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Telma Luzzani

Con pasos firmes aunque cautelosos, el bloque avanza en el diseño de un nuevo orden internacional que deje atrás la hegemonía de Estados Unidos. La Declaración Final, expectativa de un cambio de época.

El viejo orden unipolar ha muerto. En la XVI Cumbre de los Brics que tuvo lugar del 22 al 24 de octubre, en la ciudad rusa de Kazan, se ha ratificado que un nuevo orden multipolar está en marcha con pasos firmes aunque cautelosos.

El silencio de la prensa occidental sobre la importancia de este encuentro es tapar el sol con la mano. En esta capital del estado ruso de Tartaristán, riquísimo en petróleo, y un centro de conexión geoestratégico entre diversas zonas de Asia, las máximas autoridades de los Brics ampliado discutieron y decidieron puntos nodales sobre economía, finanzas, seguridad e intercambios civilizatorios.

El eje fundamental es la visión compartida de lo que debe ser este nuevo orden internacional cuyo camino, como advirtió el anfitrión, Vladimir Putin, «no es fácil». «Todos nuestros Estados comparten aspiraciones y valores similares sobre un nuevo orden mundial democrático (…) pero la transición hacia un mundo más justo no es fácil», porque está «obstaculizada por las fuerzas acostumbradas a pensar y actuar de acuerdo con la lógica del dominio sobre todo y todos».

«Detrás de la máscara del “orden basado en reglas” impuesto al mundo hay intentos de frenar a los crecientes competidores y al desarrollo independiente de los países de África, Asia y América Latina», criticó Putin en alusión a la Casa Blanca, que inventó, hace unos años, el lema de «un orden basado en reglas» para someter al resto del planeta y castigar a quienes no lo cumplen. Así lo amplió Putin: aplican «sanciones unilaterales ilegales, el proteccionismo, la manipulación de los mercados de divisas y valores y la interferencia en los asuntos internos bajo el lema de la preocupación por la democracia».

Puntos claves

Las discusiones en Kazan se centraron en cómo recorrer el tránsito hacia la nueva época multipolar, con desarrollo inclusivo y estabilidad global. Los debates se volcaron en 134 puntos en la Declaración final. Aquí algunos de los más destacables: 

Las sanciones ilegales, además de «socavar la Carta de las Naciones Unidas (…), son un impacto negativo en la economía global, el comercio internacional y el desarrollo sostenible». En la experiencia rusa, las sanciones se convirtieron en un importante motor de cambio e impulsaron cambios profundos en la geoeconomía global. Esta cumbre fue un ejemplo claro de la exitosa superación del Kremlin al aislamiento impuesto por Estados Unidos.

El uso de monedas nacionales en los intercambios entre los países Brics fue otro de los temas. Antes de la cumbre trascendieron posibles iniciativas, pero aún no se concretaron. Por ejemplo: un sistema de seguros; una agencia de calificación independiente de las potencias occidentales y el Brics Pago (BricsPay), «basado en blockchain (almacenamiento de datos imposible de falsificar) que excluye por completo al dólar» y que competiría con el SWIFT, la transacción interbancaria bajo control total de EEUU. También quedó en etapa de ensayo: el Brics bridge (Puente Brics) una plataforma de pagos y liquidaciones que conectaría a los mercados financieros y bancos centrales de sus miembros.

El presidente Luiz Inacio da Silva, quien no pudo viajar por haber padecido un accidente doméstico, participó por videoconferencia y fue uno de los que más insistió en avanzar en la «creación de métodos de pago alternativos para las transacciones entre los países del bloque BRICS». Lula aludió, sin nombrar al dólar, al fin de su hegemonía. «No se trata de sustituir nuestras monedas. Pero debemos trabajar para que el orden multipolar al que aspiramos se refleje en el sistema financiero internacional». En la XVI cumbre los países sí se comprometieron en profundizar el uso de monedas nacionales en las transacciones y estudiar la creación de un sistema transfronterizo independiente de pagos y depósitos (Brics Clear) que complementaría la actual infraestructura financiera del grupo. También se apoyó la creación de una nueva plataforma de inversiones para el Sur Global.

Reforma integral de la ONU, especialmente del Consejo de Seguridad integrado por cinco países vencedores de la Segunda Guerra Mundial (EEUU, Reino Unido, Francia, Rusia y China). Se reiteró lo ya acordado en la cumbre de Johannesburgo de 2023: «Ampliar la presencia de los países en desarrollo en todas las categorías de membresía en el Consejo de la ONU, para responder a los desafíos globales urgentes».

Fueron muy destacados también el apoyo al desarrollo del Este y Sur Global así como «las aspiraciones legítimas de los países en desarrollo de África, Asia y América Latina de jugar un papel más relevante en los asuntos internacionales». 

Otros pronunciamientos

Por supuesto  los conflictos en Ucrania, Africa del Norte y Oriente Medio fueron ampliamente debatidos. Hubo una enfática pronunciación por la paz y la resolución negociada de los conflictos. Se reclamó un alto el fuego urgente y permanente en la Franja de Gaza.

Además del entusiasmo, la cumbre en Kazan se caracterizó por la cautela. Es obvio que fuerzas verticalistas como el FMI, la OTAN o la OEA (integradas por un jefe y «aliados» que obedecen) son mucho más eficaces que organizaciones que, por su interrelación horizontal, tardan más en arribar a decisiones consensuadas. A pesar de la larga lista de espera de países que quieren ser parte de los BRICS (Turquía, Venezuela, Bolivia, entre muchos otros), no habrá nuevos miembros plenos. Sí se estudia la posibilidad de una nueva categoría de «Estados asociados». 

«Brics Outreach» se denomina al grupo de contactos con países próximos a los «Brics +», entidad que, finalmente, quedó ampliada en nueve miembros. Pocas horas antes de esta cumbre se supo que Arabia Saudita no había confirmado su ingreso definitivo y que posiblemente aspire a una categoría menos estrecha. Muchos países dependen de Washington para la compra de armas o son presionados por diversas instancias y se ven obligados a repensar su deseo de ser parte de los Brics.

Salvo Brasil y Arabia Saudita que estuvieron representados por sus cancilleres (Mauro Veira y el príncipe Faisal bin Farhan, respectivamente), en Kazan estuvieron presentes las máximas autoridades de los países integrantes. Del grupo original estaban, además de Putin, los presidentes de China -Xi Jinping-, de Sudáfrica -Cyril Ramaphosa y el primer ministro de la India, Narendra Modi. Se sumaron el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, el jefe de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al Nahyan, el jefe de Estado de Egipto, Adbel Fattah al Sisi y el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Ali. 

Durante el encuentro hubo mucha e importantes reuniones bilaterales, como por ejemplo la de los mandatarios de China e India, vecinos en conflicto, quienes llegaron a un importante acuerdo de desescalamiento de fricciones fronterizas. 

La ciudad de Kazan, la tercera más importante después de Moscú y San Petersburgo, tiene un fuerte peso simbólico. Es un centro industrial y científico de avanzada y un símbolo de la concordia y la diversidad. Su población, mitad rusa y mitad tártara (los dos idiomas son oficiales); mitad musulmana (chiíta) y mitad ortodoxa, es reconocida por la UNESCO como símbolo mundial de convivencia pacífica entre pueblos. 

La cumbre concluyó con grandes expectativas para un cambio de época. Putin pasó la presidencia pro tempore al presidente Lula. En 2025, con un nuevo gobierno en EEUU y nuevos desafíos internacionales, se llevará a cabo la cumbre XVII de los Brics + en Brasil.

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