23 de junio de 2020
Mendiolaza forma parte del Gran Córdoba y como todos los conglomerados urbanos entró en cuarentena estricta para prevenir contagios. Ante la nueva situación, rápidamente vecinos solidarios se pusieron en marcha para ayudar a sus pares más vulnerables. Pancho Etchemendi, horticultor orgánico, ancló su puesto de venta ambulante en la vereda de su casa. «Mis vecinos se proveen de verduras y depositan su pago en el buzón», señala. Susy Carrizo se enteró de que en el hospital de Unquillo faltaban elementos de protección: compró friselina y se puso a fabricar batas, barbijos, cofias. «Se sumaron más de 20 personas y armamos un grupo de costura. Ya llevamos casi 200 equipos completos. Hicimos del miedo un acto de amor», asegura. El Roperito fue otro emprendimiento urgente que Melina Catraro –presidenta de la Comisión Vecinal Barrio Lomas de Mendiolaza– armó en su casa: «Aquí recibo donaciones de ropa infantil, la lavo y reciclo; después la sanitizo y armo bolsas con pedidos específicos para las familias que necesitan esta ayuda». También Walter Aroza, dueño de un restaurante, cocina y reparte viandas de comida a adultos mayores en situación de vulnerabilidad. Como estos, muchos ejemplos más de ciudadanos comprometidos ante el dolor de sus semejantes.