12 de agosto de 2020
Este año la multitud de musulmanes que, al menos una vez en la vida, deben peregrinar a la ciudad sagrada de La Meca en Arabia Saudita para completar las siete vueltas contrarreloj alrededor de la Kaaba, se vio reducida por la autoridad saudí a solo 1.000 residentes. Un 30% de saudíes y un 70% de extranjeros de entre 20 y 50 años fueron preseleccionados con previo hisopado para COVID-19. Pandemia mediante y por primera vez en un siglo, los viajeros extranjeros fueron excluidos. El millar de fieles, con sus tradicionales túnicas negras hasta los tobillos –las mujeres– y blancas –los hombres– de forma ordenada, con tapabocas y distancia social, circularon alrededor del edificio cúbico que guarda la piedra negra sagrada mostrando una imagen muy distinta a la acostumbrada, donde millones de musulmanes –2,5 millones en 2019, según cifras oficiales– se dan cita para celebrar la tradicional festividad del Islam en el patio de la Gran Mezquita.
