10 de septiembre de 2014
El problema del proyecto Barro Blanco no es sólo que van a hacer una hidroeléctrica, que afectará el ambiente de nuestra región y que se hará sobre un río sagrado para el pueblo ngäbe-buglé. Es también el problema de hacer valer el respeto que deben tener los gobiernos sobre nuestro territorio», sostienen los ngäbe-buglé, un pueblo originario de Panamá, que desde 1997 gobierna de forma autónoma su territorio ancestral –en las provincias de Bocas del Toro, Chiriquí y Veraguas–, y en cuyas tierras la empresa Genisa, financiada por bancos holandeses y alemanes, está construyendo el proyecto hidroeléctrico Barro Blanco. Si la construcción de la represa sigue adelante, inundará la región y, además, «contaminará el cauce del río», señalan los habitantes de la comarca. Los trabajos al borde del río Tabasará se iniciaron en 2011, y la resistencia que opusieron los pobladores originarios desde esa fecha fue creciendo día a día. Bloqueos y barricadas en importantes rutas, y un campamento de protesta repleto de pancartas y banderas frente a la obra se suceden desde hace 3 años con un saldo de dos muertos y más de un centenar de heridos y detenidos tras la represión estatal.
Sin embargo, en julio pasado la Corte Suprema de Justicia de Panamá dejó sin efecto el permiso que tenía la empresa para ingresar al territorio ngäbe-buglé en la ribera del río. Un pequeño paso adelante que no remedia el origen espurio del proyecto hidroeléctrico, que fue inconsulto y es perjudicial para el medio ambiente. «No pedimos una indemnización, ni mitigación, ni limosnas, ni millones, sino la libertad del río Tabasará y que se respete la Constitución de la República de Panamá», sostiene Ricardo Miranda, dirigente del Movimiento 10 de Abril (M-10), fundado por activistas ngäbe-buglé en abril de 1999 para defender la cuenca del Tabasará de proyectos hidroeléctricos. De acuerdo a datos de la comarca, cerca de 400 habitantes serán desplazados y 3.500 más perderán sus tierras de cultivo, caza y pesca, así como el acceso a agua potable limpia y fresca. Un informe de 2013 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo concluyó que lo más probable es que tres pueblos ngäbe-buglé sean inundados por el proyecto. Desaparecerán también cuatro petroglifos precolombinos que son monumentos nacionales protegidos.
«El gobierno viene ganando tiempo aprovechándose de la voluntad pacífica de nuestro pueblo. El año pasado firmamos un acuerdo que puso fin a los proyectos mineros en la Comarca y puso una segunda orden al caso de Barro Blanco. El proyecto se debió detener y no avanzar más, sin embargo, el gobierno no cumplió, siguió dejando que el proyecto avanzara», sostuvo la cacique general, Silvia Carrera. «Por esto –agrega la autoridad mayor de la comarca– el río Tabasará es un símbolo en la lucha del pueblo ngäbe-buglé, si permitimos que ahora se burlen de nosotros, que se violen nuestras tierras, mañana lo seguirán haciendo con todos los demás recursos de nuestra madre tierra, por eso tenemos que impedirlo con todas nuestras fuerzas. Todo ngäbe-buglé y campesino de la comarca está obligado a expulsar a la empresa que construye ese proyecto de nuestras tierras».
—Texto y fotos: Guido Piotrkowski