8 de septiembre de 2022
Si nos pusiéramos a pensar en un tema de actualidad para esta columna, seguramente pensaríamos en la inflación que, como a Prometeo el águila, nos está comiendo el hígado; o en este asunto extraño y misterioso de que crece el país y crece la pobreza; o en la llegada de Massa, que simplemente con su curriculum destapa una damajuana de contradicciones; o en el precio de cualquiera de los variados dólares que algunos manejan y los demás miramos; o en la guerra de Ucrania de la cual poco se sabe y mucho se miente; o en el cambio climático que hace que en agosto haga veinte grados; o en los precios de las tarifas de la energía que nos van a quitar la energía a nosotros; o en la actitud de Estados Unidos con China en Taiwán; o en el covid que todavía da que hablar y ni hablar de la cantidad de otras pestes, nuevas y viejas, que aparecen todos los días; o de la deuda que tenemos con el Fondo Monetario que provoca que nos tengan con las glándulas en la morsa; o de los jueces que se dedican a abollar a la Justicia con golpes de lawfare escandalosos; o del precio de los ansiolíticos que hay que tomar antes de entrar a un super o a una carnicería; o de la sequía que en algunas zonas hace que los peces levanten polvareda mientras que en otras provincias nevó tanto que se taparon hasta los mástiles; o de las internas del oficialismo; o de las internas de la oposición con Lilita sentada arriba del ventilador; o de las movilizaciones de cada día en Buenos Aires; o de la manía de Larreta por embaldosar todo en lugar de hacer subterráneos; o de las fotos que envía el telescopio James Webb que nos muestra que nuestro planeta y nosotros mismos somos cada día más insignificantes.
Podríamos hablar cualquiera de todos estos temas. Pero no. Hay un tema que no mencioné y que cada día gana más espacio y que seguro va a llegar a tapar todo: Qatar.
Casi nadie tiene idea de dónde queda Qatar y qué otra cosa hay en Qatar además de petróleo y estadios de fútbol. Tampoco sabemos que son tan pocos habitantes originarios, que encontrar once qataríes que sepan patear una pelota fue todo un logro.
Sin embargo hoy Qatar está presente en todo. Los televisores se venden con carteles que dicen «Pantalla led especial para ver los goles argentinos en Qatar». Miles de productos, desde dentífricos hasta vermuts pasando por bancos, vinos, electrónicas y programas de televisión ofrecen ganarse un viaje a Qatar. «Comprá nuestro producto y te vas a Qatar». Lo que no nos dicen es que una vez allá lo más probable es que nos tengamos que arreglar con una duna, una carpa y un camello.
Pero así y todo, para algunos, esto sigue siendo preferible.