16 de marzo de 2025

Tarde febreril, mas no febril. Tobías y Rebequita comparten un café (uno entre los dos, el presupuesto de esta nota es limitado) mientras discuten, debaten, se interlocutan… En fin, lo que hace cualquier pareja normal cuando no tiene otra cosa que hacer.
–Decime, Tobías de mis bronquitis no espasmódicas, ¿qué soy yo para vos?
–Rebequita de mi corazón salvaje, tú eres la vida entera, tú eres como el sol de la mañana que entra por mi ventana, eres tú, como el cielo como el mar.
–Dejate de bolerear, Tobías de mis alcobas intocables. Decime, para vos, ¿yo soy materia, energía, un poco y un poco, un objeto sexual, un momento de meditación, una voz en el teléfono, un paso al más allá, una dimensión desconocida, un vestido y un amor, un puente demasiado lejos?
–Pará, Rebequita de mi alma en pena, que me mareo con tanto vocabulario en una sola frase, y después lanzo el contenido gástrico en un exabrupto estomacal no punible por la ley. ¿Qué quieres tú de mí? ¡Dímelo ya, mi amor!
–Pues quiero saber si soy alguien importante en tu vida, o si de pronto serías capaz de comprarme por unos pocos pesos, y luego cuando mi valor en la bolsa haya subido, ¡venderme rápidamente para obtener ganancias y estafar a los ingenuos que creyeron realmente en tu amor hacia mí!
–Ay Rebequita, ¿pero qué hombre sería yo si fuere capaz de cosa semejante?
–No sé, Tobías… ¿un presidente, tal vez?
–¡Rebequita, Rebequita, Rebequita!
–¿Creés que estoy gorda y por eso me llamás tres veces, porque no quepo en un solo nombre? Eso es muy cruel de tu parte, Tobías, me parece que para vos soy solamente una acción, un bono, una bitcoincidencia, ¡un sueño de una noche de verano!
–Pará, Rebequita, vos sos mucho más que todo eso… Pero yo te llamé tres veces, porque estaba tratando de ganar tiempo, para poder explicarte con las palabras precisas por qué no debes temer esas cosas de mí.
–Ah, ya entiendo… querías ganar tiempo… ¿Ves cómo sos, ves cómo sos? Como no podés ganar dinero vendiéndome, porque nadie da centavos por mí, porque según tu evaluación bursátil estoy gorda, ¡entonces tratás de ganar tiempo! ¡A vos lo único que te importa es ganar, Tobías!
–Pero no, Rebequita, ¡no, no, no, no y un millón trescientas veinticuatro mil quinientas treinta y ocho veces no! Yo lo único que quiero es que seas feliz y que confíes en mí, que estés segura.
–¿Vos querés que yo esté segura?
–Sííí.
–Ay, Tobías, vos querés librarte de mí.
–¿Pero por qué, Rebequita de mi tasa libor?
–Porque a Seguro lo llevaron preso, ¡y seguro que a Segura también se la van a llevar!
Mutis por el foro.