Humor

El Peso

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(Ilustración: Pablo Blasberg)

Disculpen. Estoy conmocionado. Recibí un WhatsApp en el que me informan que acaban de internar al Peso en terapia intensiva en el Hospital Fernández.
Sí, nuestro querido Peso está grave. El descendiente
del famoso, respetable y nunca olvidado Peso Moneda Nacional, está mal, sumamente delicado y con pronóstico reservado.  
Si bien no es tan anciano, vino al mundo en 1992, lo hizo de la mano de Domingo Felipe Cavallo lo cual no es un buen seguro de salud. Luego, pobrecito, debió soportar dos mandatos de Menem para caer después en manos de De la Rúa y López Murphy, y nuevamente, Domingo Felipe. ¡Qué karma! Cuando partió el helicóptero, el dólar, gracias a la convertibilidad, estaba a $1,15; pero eso de tener cuatro presidentes en diez días no le cayó nada bien. A los tumbos llegó hasta enero de 2002 cuando Duhalde y Lavagna decidieron salirse de la convertibilidad y al Peso, que en realidad se llamaba Peso Convertible, le sacaron el apellido, Convertible, y quedó con su nombre de pila, Peso. Fueron épocas duras. Luego vinieron Néstor y Cristina y ahí tuvo un poco de tranquilidad. Cuando los K se marcharon el dólar rondaba los $12,93 y decían que estaba alto. En los meses siguientes la salud del Peso se fue resquebrajando pero jamás pensamos que lo veríamos como hoy, grave y conectado a un respirador. Jamás.
Recuerdo haber estudiado que su antepasado, el Peso Moneda Nacional, vino al mundo allá por noviembre de 1881. Con ese Peso nacieron los apodos que los tangos inmortalizaron: el Cocinero, el Canario, la Gamba, la famosa Fragata.
A fines de 1969, con Juan Carlos La Morsa Onganía, el Peso Moneda Nacional estaba muy enfermo. Había billetes de $5.000, monedas de $25 y el dólar a $352. Todo mal. El 31 de diciembre, ya casi sin chances, lo operaron y le extirparon dos ceros, pero el viejo Peso MN tenía 89 años, no lo soportó y se murió.
Luego vendrán caras extrañas. El Peso Ley 18.188, con el que, en 1978 durante la dupla Martínez de
Hoz-Videla, llegaron a circular monedas de $100 y en
1981 billetes de ¡un millón de pesos! Eso no daba para más y en 1983, cuando el dólar estaba a $94.000, le sacaron cuatro ceros e inventaron el Peso Argentino, que iba a durar lo que un suspiro, de los cortos. Alfonsín-Sourrouille tomaron de nuevo el bisturí y en 1985 le eliminaron tres ceros y crearon el Austral. Así el dólar iba a costar 0.80… y para siempre.
Poco duró ese «para siempre» y con la hiperinflación tomaron al Austral y sin anestesia le rebanaron 4 ceros, dando a luz a nuestro Peso. Peso que hoy está en estado calamitoso. Como Milonguita… los hombres, algunos y conocidos, le hicieron mal. Y lo siguen haciendo.

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