28 de abril de 2016
Río 2016 marcará el regreso de la disciplina en su modalidad de 7 jugadores. Una competencia donde participarán selecciones de relieve, entre ellas el equipo argentino de varones, que ajusta su preparación con miras a obtener su primera medalla.
Tras 92 años de ausencia, el rugby retorna a la cita máxima del deporte, una de las notas destacadas de los juegos de Río de Janeiro 2016. En este caso, la competencia se desarrollará en la modalidad «seven», que consta de 7 jugadores por equipo en lugar de los 15 habituales. La Rugby World, organismo madre del deporte de la ovalada, venía intentando desde 2002 la inclusión de esta disciplina, aunque el Comité Olímpico Internacional (coi) fue siempre terminante al afirmar que ningún deporte se sumaría a los juegos a no ser que otro le dejara su lugar. Así fue como, en 2005, el coi decidió prescindir del béisbol y el softbol y el rugby ocupó uno de esos lugares vacantes (el otro cupo quedó para el golf).
La historia del rugby en la cita olímpica no es nueva. El Barón Pierre de Coubertin, aficionado a esta actividad y reconocido por ser el inventor de los Juegos Olímpicos modernos, incluyó al deporte en las ediciones de 1900 (París), 1908 (Londres), 1920 (Amberes) y 1924 (Amsterdam). Luego, el coi lo retiró de su calendario, al cual retornará en 2016, aunque renovado.
Varios intentos se habían hecho para reinsertar al rugby en los juegos, pero siempre chocaban con el mismo problema: esta disciplina, por reglamento, obliga a tener como mínimo siete días de descanso entre partido y partido, y el calendario apretado de los juegos (se disputan en 17 días) impedía su inclusión. La llegada del seven, con partidos más cortos (14 minutos divididos en dos tiempos de 7, a diferencia de los 80 minutos que dura un partido de rugby tradicional) con mayor posibilidad de recuperación para los deportistas, fue la solución, y habrá competencia tanto en la rama masculina como en la femenina.
Ilusión nacional
El equipo masculino argentino logró su pasaje a Río 2016 en el torneo Preolímpico disputado en Santa Fe en junio de 2015, e irá a Brasil con chances reales de subirse al podio. Las chicas, en tanto, cayeron en la definición ante Colombia y no estarán en la competencia. El crecimiento del rugby nacional también se manifiesta en el seven, donde el seleccionado albiceleste masculino pelea mano a mano con las potencias mundiales en el Circuito Mundial, que se disputa año a año.
Hoy, Los Pumas 7s, tal el nombre con el que se conoce al equipo, se encuentra en el sexto lugar de la clasificación mundial, aún con un par de citas por jugar en mayo correspondientes al Circuito en París y Londres. En la temporada 2015/16, la Argentina cuenta como mejor resultado una final en la segunda fecha, llevada a cabo en diciembre y cuya sede fue Sudáfrica, donde perdió con el local en la definición. Estas «fechas» del Circuito Mundial se disputan con el formato de minimundiales, con fase de grupos y luego eliminación directa.
Debido a que será el debut de esta modalidad en los Juegos Olímpicos, no son pocos los seleccionados que se preparan con todo para quedarse con una medalla. Entre los grandes candidatos a subirse al podio figuran Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica y Fiji, a los que se añaden otros como la Argentina. Y se espera que varias de las estrellas del rugby tradicional (el de 15 jugadores) sean parte de la cita, como el caso del neocelandés Sonny Bill Williams y del australiano Quade Cooper, dos figuras en sus respectivas selecciones y reconocidos a nivel mundial.
Santiago Gómez Cora, entrenador de Los Pumas 7s, ya adelantó que seguramente llevará a Brasil a 4 jugadores de Los Pumas que estuvieron en la Copa del Mundo 2015 disputada en Inglaterra y en la que el seleccionado albiceleste llegó hasta las semifinales: Javier Ortega Desio, Matías Moroni, Jerónimo de la Fuente y Santiago Cordero, todos con experiencia en el rugby de 7 y que ya pasaron alguna vez por el equipo nacional. Con ellos, la Argentina elevará su nivel, que ya de por sí es competitivo, e irá en busca de una medalla.
—Germán Esmerado