28 de enero de 2015
El bahiense alcanzó el millar de partidos disputados en la NBA, una competencia en la que ganó cuatro campeonatos y acreditó importantes marcas con San Antonio Spurs, su único equipo en la liga.
El 29 de octubre de 2002, Emanuel Ginóbili, un zurdo flaquito de 25 años, totalmente desconocido para el público estadounidense, hacía su presentación en la NBA teniendo que enfrentar nada menos que a Kobe Bryant, quizás el mejor jugador del mundo en aquella época, quien venía de ganar tres títulos seguidos con su equipo, Los Angeles Lakers. Ese día, Ginóbili convirtió 10 puntos y San Antonio Spurs –su único equipo en la NBA– se fue de Hollywood con una victoria. Tras el partido, un Manu tímido y con un inglés rústico, enfrentó los micrófonos de una prensa sorprendida por su actuación: «Creo que no hice el ridículo», dijo.
Hoy, 13 años después, y luego de 4 títulos, incluido el de la temporada pasada, Ginóbili es un jugador consolidado en una liga que nunca para de generar estrellas y que demanda una intensidad y una buena forma constante para mantenerse vigente. Manu no solo lo sigue estando, sino que además no para de sumar récords. El 24 de diciembre, ante Oklahoma City, el bahiense llegó a los 1.000 partidos en la NBA, un número impresionante, aun teniendo en cuenta que hay más de un centenar de jugadores que llegaron a esa cifra.
De menor a mayor
Los argentinos ya están acostumbrados a ver a un compatriota en la NBA, pero cuando Manu llegó, en 2002, apenas si habían pasado por allí, sin pena ni gloria, otros dos basquetbolistas nacionales: Juan Ignacio Sánchez y Rubén Wolkowyski. Tan desconocido era Ginóbili cuando arribó a los Spurs, que los periodistas confundían en reiteradas ocasiones su nombre y creían que era italiano por su apellido y porque venía de jugar en Kinder Bologna, equipo donde se consagró campeón de la liga italiana y también de Europa.
El zurdo, a fuerza de actuaciones destacadas y una gran primera temporada, que coronó con un título, fue ganándose el respeto en un ambiente en el que los extranjeros siempre tuvieron que hacer algo más para recibir elogios y ser reconocidos. Hoy ya nadie duda de la grandeza de Ginóbili, y hasta es considerado uno de los jugadores más inteligentes de la NBA.
En sus 13 años de carrera en el básquet estadounidense, Manu se caracterizó por ser un jugador que siempre puso el bien del equipo por sobre su lucimiento individual, aunque sus números personales ponen en evidencia la impresionante carrera de este argentino de 37 años: además de los más de 1.000 partidos disputados, lleva anotados casi 15.000 puntos, dio más de 4.000 asistencias, está entre los 50 jugadores con más triples encestados en la historia y tercero entre los que más triples anotó en los playoffs, la instancia de la temporada en la que los equipos se enfrentan en duelos de eliminación directa.
Además, junto con Tim Duncan y Tony Parker, las otras dos patas del exitosísimo San Antonio en los últimos años, forman el trío más ganador en la historia de los playoffs, habiendo superado el año pasado al mítico terceto de Los Angeles Lakers conformado por Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar y Michael Cooper, que dominaron la liga en los 80.
Ginóbili, ya en el final de su carrera –finaliza su contrato tras la actual temporada y es posible que se retire– aún se mantiene en la elite del básquet mundial. Hace apenas 13 años, soñar con un argentino logrando lo que Manu consiguió era utópico. Hoy, este bahiense de mentalidad ganadora, logró poner la vara mucho más arriba, en un lugar al que será muy difícil que otro basquetbolista nacido en nuestro país pueda alcanzar. Emanuel Ginóbili ya se convirtió en leyenda, aunque todavía no dejó de jugar.
—Germán Esmerado