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El tenista que rompe récords

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Alejandro Duchini

Conquistó su 22° Grand Slam, es otra vez número 1 y se encamina a ser el más ganador de todos los tiempos. La otra historia de un deportista excepcional.

La sana costumbre. Mirada al cielo, puño apretado, el serbio conquistó el Abierto de Australia por décima vez, el primer torneo grande de 2023.

Foto: NA

«Es la victoria más importante de mi vida», dijo, tras ganar su décima final del Abierto de Australia. Esta vez al griego Stéfanos Tsitsipas. Novak Djokovic, de nuevo número 1 del tenis masculino a sus 35 años (22 de mayo de 1987, Belgrado, Yugoslavia), es el máximo ganador de torneos de Grand Slam (con 22) junto al español Rafa Nadal y la alemana Steffi Graf. La australiana Margaret Court tiene 24 y la norteamericana Serena Williams, 23.
Hace un año, en ese mismo escenario, Djokovic era deportado por negarse a vacunar contra el COVID-19. La suya era una postura nada simpática en un mundo que se debatía entre la prevención y la muerte. Postura que lo llevó a perder el primer lugar del ATP y la presencia en Indian Wells, Miami, Canadá, Cincinnati y el US Open. En noviembre cayó hasta el octavo lugar del ranking, pero Novak está de vuelta. Para el 20 de febrero podría alcanzar a Graf en la cima de los tenistas que más semanas estuvieron como número 1, 377. Depende de si no le da alcance el español Carlos Alcaraz, segundo. «Solo me importa ganar», previene Djokovic. Y agrega: «Siento mucho fuego, un fuego que arde por mi pasión de competir». Tanto que en Australia ganó a pesar de un desgarro de tres centímetros en el muslo posterior izquierdo. Intratable, y ya sin Federer en el circuito y con Nadal (sexto en el ranking) lesionado, está en su mejor momento.
La máxima rivalidad del tenis es ahora Djokovic-Nadal. Igualados en 22, se respira el próximo Grand Slam: Roland Garros, del 28 de mayo al 11 de junio. En París, el español juega de local: 14 títulos contra 2 del serbio. En el tenis actual no se puede pensar a Djokovic sin Nadal ni a Nadal sin Djokovic. 59 partidos entre ambos: 30 para Djokovic, 29 para Nadal. Francia se perfila como escenario ideal para ver si alguno de ellos toma la ventaja con el vigésimo tercer GS.
Los tiempos cambiaron y mucho. Si antes se consideraba que el mejor momento de los deportistas transcurría en la franja de los 20 años, ahora está claro que no. 10 de los 22 Grand Slams, Djokovic los ganó con más de 30. En esa misma línea están Federer (41), Nadal (36) y Serena Williams (41). O, si se quiere trasladarlos a otros deportes, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, con 35 y 38 años, respectivamente, en el fútbol. Ni hablar del basquetbolista Michael Jordan, aún poseedor del récord como máximo anotador veterano de la historia de la NBA, con 35 años y 60 días.

Un equipo detrás
«Mentalidad fuerte y experiencia», señaló Djokovic entre sus estrategias para el alto rendimiento. Para mantenerse en la elite, no se escatima nada. A veces calificado de arrogante por rivales y otros allegados al mundo del tenis, sus enojos en la cancha eran un caldo de cultivo para atacarlo. No cambió del todo ese aspecto, pero lo superó en gran medida. Se sigue enojando, pero logró que eso no influya en su juego. Sus números, hablan por sí mismos. Claro que los logros se explican por las virtudes de los deportistas y por la preparación junto a profesionales que saben potenciar sus rendimientos. Tenistas, boxeadores o ciclistas son apenas los exponentes de equipos de trabajo detrás de cada uno.
En el caso Djokovic, trabajó con un profesional que le hizo de nutricionista y acupunturista, el psicólogo Igor Cetojevic, quien descubrió su celiaquismo, diagnóstico que le permitió mejorar en todo sentido con el cambio de alimentación. Al entrenamiento propio del tenis le sumó ejercicios de básquet, ciclismo y fuerza. El capoeira le sirve para ganar estabilidad y flexibilidad. Su jornada de entrenamiento no baja de 8 horas. E insiste en lo mental. Siempre. Cetojevic fue quien lo impulsó en los trabajos de visualización.
El de la visualización es uno de los temas insoslayables en el entrenamiento al máximo nivel. Consultado por Acción, Alejandro Oneto Gaona, coach en Aptitudes Mentales y liderazgo y entrenador de deportistas de primer nivel en Argentina, señala: «La visualización, para ser efectiva, debe tener un trabajo previo y personal. Eso es fundamental. Para visualizar tenés que trabajar mucho en vos. La visualización es trabajar el futuro inmediato. En este caso, un partido, la competencia. Pero se puede trabajar más allá del deporte, en cualquier otro ámbito. Para la visualización se necesitan los cinco sentidos. Hay que cerrar los ojos, relajarse y sentir, en el caso del futbolista, el olor a pasto, los cantos de la tribuna». «Es una herramienta súper efectiva si hay un trabajo previo», agrega quien supo trabajar además con deportistas y clubes de Sudamérica, África, Europa, Australia y Nueva Zelanda.
Djokovic suele sumar especialistas a sus equipos de trabajo. A veces, solo para mejorar una técnica; otras, para hacer fisioterapia, como cuando en 2017 contrató al argentino Ulises Badio, con quien trabajó hasta finales del año pasado. Badio se convirtió en un hombre clave en el trabajo con Djokovic hasta que cortaron el vínculo de manera imprevista. Al trabajo con profesionales, clave en la trayectoria de Djokovic, se suma su fortaleza para sobrellevar momentos duros en su infancia. Cabe recordar: el serbio empezó a jugar tenis a los 6 y creció en tiempos en que la OTAN bombardeaba Yugoslavia: años 90.
Ahí forjó una mentalidad dura que recuerda con bombardeos y corridas a refugiarse en sótanos. «Recuerdos que me ayudaron mucho a entender la vida como la entiendo ahora. Soy más generoso, más agradecido y resistente al haber podido superar situaciones críticas como las que vivió mi país». «Cuando era niño, a las cinco de la madrugada de cada día nos tocaba esperar en la cola para coger pan y leche junto a mi abuelo y cientos de personas, así que poníamos el pan en la mesa para una familia de 5 o 6. Sé lo que se siente. Estoy agradecido por todo lo que tengo y con todo con lo que he sido bendecido. Lo que Dios me ha dado lo aprecio y lo respeto. Por eso tengo conciencia de que en el mundo hay gente menos afortunada que yo», dijo tras ganar en Australia.
También el serbio se destaca por fijar posturas, sin medias tintas, ya sea en el tenis (como su iniciativa de crear un sindicato de tenistas que dé respuestas a los tenistas ubicados en la parte baja del ranking), como en otros temas, por las cuestiones políticas.
La causa serbia es su bandera. En 2009, tras pedir la independencia de Kosovo, fue amenazado de muerte por grupos albaneses. En 2020, en Croacia, las amenazas se repitieron pintadas en una pared. Cristiano ortodoxo, está entre quienes rezan cada mañana y cada tarde. «Y también cuando lo necesita», contó su madre, Dijana Djokovic. Gorán Ivanisevic, el extenista croata y su actual entrenador, vaticina que «hay Djokovic al menos para tres años más» gracias a su preparación y opina que ya ha superado en cuanto a nivel a Nadal y a Federer. Tiene su lugar en la elite del deporte de todos los tiempos y todavía queda bastante por jugar. Y por ganar.

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