22 de octubre de 2014
El torneo presenta cambios en su forma de disputa, tendientes a reducir costos y generar mayor atractivo en el público. Peñarol de Mar del Plata, Regatas de Corrientes y Obras, principales candidatos.
El 29 de setiembre, en el Polideportivo Islas Malvinas, Peñarol y Quilmes dieron inicio a la 31ª temporada de la Liga Nacional de Básquetbol reeditando el clásico marplatense, uno de los más calientes del país. El triunfo del Cervecero apenas quedará en anécdota para este flamante torneo que arrancó con varios cambios y que ya genera mucha expectativa en la dirigencia y también en los hinchas, por su novedoso formato de competencia y por el abaratamiento de costos para intentar reenfocar los recursos en lograr mejoras de infraestructura en los estadios en lugar de gastar un dineral en viajes.
Tal como ocurrió el año pasado, en esta campaña tampoco habrá descensos. La idea es sumar dos nuevos equipos para la próxima temporada, que saldrán del Torneo Nacional de Ascenso, y así llegar a los 20. El actual campeonato cuenta con 18 clubes divididos en dos Conferencias, la Norte y la Sur, al mejor estilo NBA. Estas dos zonas de nueve serán independientes en la primera instancia y sus equipos no se cruzarán entre sí. El objetivo es lograr que los viajes sean más cortos y despertar mayor interés en los hinchas ya que los clásicos zonales se jugarán más veces.
Pero la novedad más importante en esta Liga es la forma en la que se confeccionó el fixture. Con la ayuda del Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), a cargo de Guillermo Durán, se confeccionó un calendario específicamente diseñado para maximizar los recursos disponibles, con partidos casi todos los días y un sistema de «giras» con un tope de 4 juegos seguidos como visitante por cada club. Así se baja el costo en traslados y estadías, algo vital en un país tan extenso como Argentina. Este método de diseño de fixture se utiliza desde hace años en los deportes profesionales estadounideses y en buena parte del mundo. De hecho, la propia Facultad de Ciencias Exactas de la UBA desde 2005 es la encargada de confeccionar el calendario de la Primera y Segunda División del fútbol chileno, que lleva ahorrados más de 4 millones de dólares desde entonces gracias a este procedimiento.
El sistema de competencia prevé que las dos Conferencias, Norte y Sur, tengan un fixture independiente en la primera fase, que será regional. En cada zona, los equipos se enfrentarán todos contra todos en partidos de ida y vuelta, lo que sumará 16 encuentros. A estos se les agregarán dos clásicos extra. Así, por caso, Peñarol y Quilmes jugarán 4 veces entre sí, lo mismo que Quimsa y Olímpico, de Santiago del Estero, o Regatas y San Martín, de Corrientes, por citar algunos ejemplos. Cada equipo fue emparejado con su clásico rival, aunque al ser 9 equipos por conferencia, habrá un duelo interzonal, que será el que enfrente a Boca (Sur) con Atenas de Córdoba (Norte), dos históricos de la Liga.
Esta fase culminará en diciembre, cuando arrancará el Súper 8 –un minicampeonato entre los mejores equipos– que será disputado por los 3 primeros de cada zona, el mejor cuarto y un octavo club invitado. Luego se vendrá la Fase Nacional, o Fase 2, donde se arrastrarán los puntos de la anterior y se disputará una nueva ronda de 34 partidos, ahora sí todos contra todos, ida y vuelta, aunque las tablas de posiciones no se unificarán.
Los equipos seguirán sumando puntos para posicionarse dentro de sus conferencias de cara a los playoffs (sistema de enfrentamiento mano a mano entre 2 equipos), a los que clasificarán los 18 equipos. Primero se enfrentarán el 9º con el 8º de cada zona, al mejor de 3 partidos, para definir el último clasificado a los cuartos de final.
A partir de allí se jugarán los playoffs de la manera clásica. Así, cada Conferencia tendrá un ganador, que luego se cruzarán en la final al mejor de 7 juegos para definir al campeón de la temporada 2014/15.
El plano deportivo
Con miras a la nueva temporada, la Liga perdió dos jugadores clave. Facundo Campazzo, base de la Selección y mejor jugador de Peñarol, el último campeón, dio el salto y jugará en el Real Madrid de España, donde será compañero de Andrés Nocioni, estrella de la Generación Dorada. El otro que dejó el básquet argentino fue Walter Herrmann, que aceptó la oferta de Flamengo y se fue a Río de Janeiro.
Más allá de la baja de Campazzo, Peñarol arranca de nuevo como el mayor candidato al título. Tendrá dos duros rivales en Regatas, a quien venció en la definición la pasada temporada, y en Obras Sanitarias, que armó un buen equipo, repatrió al pivot Juan Gutiérrez y, lo más importante, contará con Julio Lamas en el banco. Lamas fue el entrenador de la Selección Argentina en los últimos 4 años y ahora se hará cargo de los destinos del Tachero.
Después de un invierno movido en lo dirigencial –pasaron 3 presidentes tras una acusación de malversación de fondos– Fabián Borro, presidente de Obras, tomó las riendas de la Federación Argentina, y esto seguramente influirá en lo deportivo, con jugadores y entrenadores más preocupados por el juego que por lo extradeportivo.
—Germán Esmerado