28 de septiembre de 2023
El proyecto de Riquelme muestra resultados: 33 debuts en Primera y campeonatos históricos en juveniles con el ADN bostero como bandera. Secretos de una marca registrada.
Festejo xeneize. Valentín Barco y Cristian Medina, dos de los productos de la cantera, celebran un gol ante Newell’s.
Foto: Getty Images
En la segunda edición de la Copa Intercontinental Sub 20, el sábado 9 de septiembre de 2023, ante 37.386 hinchas en La Bombonera, Boca se consagró campeón del mundo ante el AZ Alkmaar de Países Bajos después de que en julio ganara la Libertadores. Esos títulos Sub 20 son los primeros de un club argentino. Boca había llegado como bicampeón de la Liga Profesional y el Trofeo de Campeones de Reserva (2021 y 2022). Los títulos en las divisiones inferiores no suelen revestir importancia sin juveniles que luego debuten y se mantengan en Primera. Pero desde el inicio, en 2019, de la gestión de Juan Román Riquelme como vicepresidente y encargado del fútbol, son 33 los que debutaron en Primera (contra 39 en los ocho años de Daniel Angelici). La marca registrada, que propone recuperar la identidad bostera lacerada en los 24 años de macrismo, se llama «Boca Predio», donde se entrena desde la Primera hasta la categoría más chica de las infantiles: donde se enseña a todos qué es Boca y cómo actuar como futbolista de Boca. En el actual plantel de Primera, consolidados, aparecen Cristian Medina, Ezequiel «Equi» Fernández, Valentín Barco, Nicolás Valentini, Exequiel Zeballos y Luca Langoni, todos debutantes en la gestión Riquelme. Medina, Valentini y el arquero Leandro Brey –que tiene un partido en Primera– ya fueron citados por Javier Mascherano para la selección Sub 23, que jugará en enero el preolímpico de Venezuela, clasificatorio a los Juegos de París 2024. Ningún otro club aportó tres jugadores. Si antes las inferiores eran para monetizar, para negocios –y negociados–, ahora Boca Predio le entrega sus frutos a la Primera. No quedan exentas las ventas millonarias, pero después de que jueguen un tiempo considerable en Boca, de que deseen jugar en Boca. En los ocho años de Angelici, Rodrigo Bentancur fue el juvenil con más partidos en Primera: 66. En los tres años y medio de Riquelme, Alan Varela –que incluso fue capitán– sumó 111 partidos antes de que se fuera al Porto a cambio de 12.500.000 dólares por el 85% del pase. «El caso Varela es perfecto –dijo Riquelme–: jugó más de 100 partidos con la camiseta de nuestro club, ganó cinco títulos y ahora está en Europa. Aparte es una gran persona».
Modelo para armar
La cabeza detrás de Boca Predio es Riquelme. Lo pensó en su exilio en Don Torcuato después de que fuera separado por el macrismo. Es un proyecto integral, a –mínimo– ocho años. Gran parte del dinero que recaudó con su partido homenaje en La Bombonera fue para Boca Predio, para la construcción de un gimnasio y del hotel-concentración. En Ezeiza trabajan 24 exjugadores de Boca. Si Sebastián Battaglia y Hugo Ibarra dirigieron en Primera después de la Reserva, abajo trabajan desde Matías Donnet, autor del gol ante el Milan en la Intercontinental 2003, hasta Matías Arce, autor del gol del Apertura 2000 ante Estudiantes de La Plata, post Intercontinental frente al Real Madrid. El sentido de pertenencia, repiten en Ezeiza, se traduce en sacrificio, en responsabilidad y respeto, en no aflojar, en intensidad durante las horas de entrenamiento, grupales e individuales. Hay áreas de psicología, nutrición, medicina. Y un relevamiento de las tareas escolares. Primero personas, luego futbolistas. Medios de comunicación que denostaban a Boca Predio, que contaban las bolsas de carbón para los asados de Riquelme, ahora cuentan la cantidad de juveniles que debutaron en Primera.«Más allá de los triunfos y títulos, que son muy buenos, es la continuidad y saber la cantidad de futbolistas que va generando Boca. Con un título se culmina un torneo, pero lo más importante, el final, es que jueguen en la Primera de Boca», dice a Acción Diego «Chiche» Soñora, subcoordinador de las inferiores junto al coordinador Blas Giunta. Soñora entró a los nueve años a las inferiores de Boca, entonces en el predio de La Candela, en San Justo. Y jugó 266 partidos en la Primera entre 1988 y 1996. No era amigo de Riquelme. Hasta había trabajado con la dirigencia anterior. «El crecimiento es muy grande. Boca le da de comer hoy a más de 400 chicos. Es un detalle tremendo. Nosotros, en Primera, no comíamos ni el almuerzo», compara Soñora, y se explaya: «Las palabras formar y ganar no van de la mano. Estoy convencido: somos formadores. Pero el ADN de Boca te lleva. Haber jugado te permite saber lo que se siente en La Bombonera. Indirectamente se trabaja lo específico para que al final jueguen en la Primera, pero cuando llega el sábado hay una competencia y Boca es Boca. Me pone muy feliz cuando viene cualquier equipo y nos dicen: “Che, hay un modelo instalado, juegan bien, intentan”. Entrenamos jugar bien. No jugamos para ganar como sea. Sí para ganar, que es una consecuencia».
El otro patio de su casa
En la plataforma electoral de 1995, Mauricio Macri había prometido un Boca con «9 de 11» futbolistas de inferiores. Nunca lo cumplió. El Boca de Riquelme dirigente terminó más de un partido con ese «9 de 11». En diciembre próximo, cuando busque la reelección, Riquelme podrá exhibir el trabajo en inferiores, coronado con la Copa Intercontinental Sub 20. O, quizás, con la aparición de Langoni, delantero clave en la recta final en la Liga 2022 que terminó con el título en la última fecha. Tras la noche del domingo 28 de agosto de 2022, cuando marcó el doblete de la remontada ante Atlético Tucumán en La Bombonera, sus primeros goles en Primera, Langoni comió unas pizzas con su familia en Laferrere. Tranquilo, serio y responsable –lo que también evalúan en Boca Predio–, al día siguiente llegó en remis a la práctica en Ezeiza. En este contexto, el pasaje de las inferiores a Primera parece más natural. Y la adaptación y la consolidación. En 2022, Boca fue el club que formó más profesionales (78) entre las 15 principales ligas del mundo. A veces pasan una temporada en otros clubes de Primera, como Valentini (Aldosivi) y Equi Fernández (Tigre), antes de asentarse en la propia Primera de Boca. La Intercontinental Sub 20 la ganaron juveniles categoría 2004 y 2003, que en 2021 salieron campeones invictos de Sexta y Quinta, y en 2022 fueron la base del campeón de Cuarta División, título que le dio el acceso a la Libertadores 2023. La Sub 20 de Boca ganó por penales (4-1) después de haber empatado 1-1 ante el AZ Alkmaar, campeón de la Youth League (la Champions Sub 19) que había goleado al Barcelona y al Real Madrid. Sebastián Díaz Robles atajó dos penales en la definición. Se destacó la defensa: Natan Acosta, Lautaro Di Lollo –que jugó el último Mundial Sub 20–, Valentín Fascendini y Nahuel Génez, el capitán, que ya suma tres partidos en Primera. Y los mediocampistas talentosos: Santiago Gauna, Jabes Saralegui, Julián Ceballos y Simón Rivero. Ellos recibieron la Copa de las manos de Riquelme, emocionado en una Bombonera que le había abierto las puertas en la tarde soleada del sábado a los hinchas no socios, con entradas a precios populares. El Boca Predio –el espacio físico, la idea y el concepto– es el otro patio de su casa. Riquelme llega tempranísimo y se va de madrugada. Y, también, es un fuerte, una resistencia de identidad ante el modernismo.