30 de noviembre de 2015
Seguido de cerca por buena parte de los aficionados, el fútbol de ascenso en Argentina deparó hechos deportivos relevantes en el 2015. Varios clubes prestigiosos se coronaron campeones y concretaron el ansiado regreso a categorías superiores. Uno de ellos es Atlético Tucumán, apodado El decano, entidad fundada en 1902, que regresa a Primera luego de 5 años gracias a una destacada campaña (no perdió ningún partido en su estadio) y el aporte gravitante de hombres identificados con el club. Talleres de Córdoba, otra de las instituciones grandes del interior, fue uno de los principales protagonistas del año. Luego de las frustraciones de 2014 (perdió dos finales), el cuadro albiazul obtuvo el torneo Federal A asentado en su plantel de jerarquía, la idea de juego inculcada por su técnico Frank Kudelka y el fiel acompañamiento de una hinchada que ahora sueña con el ascenso a Primera tras 12 años. Por su parte, Brown de Adrogué consiguió el título en la B Metropolitana conducido por Pablo Vicó, emblema del cuadro tricolor, en un cierre de campeonato cargado de emoción.
En las categorías inferiores del fútbol doméstico se registraron otros dos regresos de relieve. San Telmo, coincidiendo con el 40º aniversario de su único ascenso a la máxima divisional, obtuvo el torneo de Primera C de la mano de Jorge Franzoni (entrenador experimentado en estos campeonatos), mientras que Sportivo Barracas, un tradicional club porteño que tuvo una etapa de esplendor en la era amateur, logró reponerse a continuas decepciones deportivas y un fallido gerenciamiento al coronarse en la Primera D. Retornos, al cabo, cimentados no solo en las virtudes futbolísticas de cada uno de los campeones sino también en el trabajo a pulmón para afrontar dificultades y alcanzar la gloria. Más allá de las deficiencias organizativas y la persistente violencia, el fútbol de ascenso continúa entregando escenas que reivindican las mejores páginas de su larga historia.
—Pablo Provitilo