17 de julio de 2021
Varios artistas
En el inicio del recorrido por Terapia hay una sala de espera: un cuarto de paredes empapeladas, con un escritorio y una hilera de asientos enfrentados alrededor de una alfombra. Es la instalación de la artista Marisa Rubio, que funciona a modo de prólogo, ya que lo que sigue es una indagación en el diálogo entre el arte y el psicoanálisis. En la muestra curada por Gabriela Rangel, Verónica Rossi y Santiago Villanueva se anotan más de 200 obras y 50 artistas, que proponen algunos núcleos temáticos para las interacciones entre los dos campos. Allí aparecen, por ejemplo, el arte siniestro, presente en las esculturas totémicas sobre madera policromada de Líbero Badíi; el surrealismo rioplatense, uno de los ejes centrales de la exhibición, en las obras de Batlle Planas, Mele Bruniard, Jacobo Fijman, Grupo Orión y Grete Stern; las pinturas del taller de plástica de los pacientes de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros. Otros aspectos aquí pensados son el papel de la Asociación Psicanalística Argentina (APA), fundada por Enrique Pichon-Rivière en 1942, y la antipsiquiatría, corriente más incómoda con la disciplina que irrumpió en los 70. Como indica el texto curatorial, «Terapia es una invitación a pensar desde el arte las razones por las cuales la pulsión psicoanalítica es uno de los rasgos más singulares y sobresalientes de la cultura moderna argentina».
«Nora», una pintura de Emilia Gutiérrez.