Cultura | FRAN DRESCHER

Retrato de una actriz combativa

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Mariano Kairuz

Famosa por su célebre personaje en la serie La niñera, la presidenta del gremio de actores SAG-AFTRA sube la apuesta en medio de un conflicto caliente.

Líder. Drescher es desde 2021 la titular de SAG-AFTRA, que nuclea a 160.000 miembros que en junio se sumaron a la huelga de los guionistas.

Foto: Getty Images

Nasal, irritante y a la vez muy sexy. La inconfundible voz con que la Niñera, La Nana Fine, Fran, decía «¡Señor Sheffield!» o sus estentóreas carcajadas son una contraseña en la cultura televisiva de los 90. Para la mayor parte del mundo Fran Drescher es antes que nada un icono, la creadora y protagonista de una de las sitcoms más populares de su época, The Nanny. Y de golpe parece haber regresado como de la nada, viral y con un puño en alto, en defensa de los actores en una industria que se encuentra en una radical, veloz e incierta transformación.
Lo cierto es que Drescher nunca se fue, sino que siguió actuando después de que La niñera llegara a su fin en 1999, pero las otras series en las que participó (Living with Fran, 2005 y Happily Divorced, 2011) no fueron igual de perdurables, en parte, probablemente, porque su gran éxito la había encasillado: nada podría competir ya con la indeleble imagen de la encantadora chica judía de Flushing, Queens, que se convierte con ¡esa voz! y su actitud arrolladora en la mágica marypoppins de los tres hijos de un productor de Broadway inglés, viudo y millonario.
La serie empezó en 1993 pero Fran había debutado en la actuación 16 años antes, con una indeleble escena en Fiebre de sábado por la noche, en la que le preguntaba al protagonista Tony Manero (John Travolta) si era «tan bueno en la cama como en la pista de baile». Las inusuales características que hicieron de Fran Fine un personaje inimitable fueron probablemente las que le impidieron conseguir otros trabajos durante la década y media siguiente.
Las cosas cambiaron cuando en 1991 se encontró a bordo de un avión con el presidente de la cadena de televisión CBS, y en un arrebato a lo «es ahora o nunca» lo acosó para contarle las ideas para programas que había estado desarrollando junto con su excompañero del colegio, su marido y socio creativo Peter Marc Jacobson. Así fue que, al vuelo, inventó el concepto de La Niñera, como una suerte de La novicia rebelde en la que al viudo se le presenta en la puerta de casa, no Julie Andrews, sino «alguien como yo».

Trayectoria política
Además de múltiples participaciones en series y telefilms, la actriz intentó brevemente proyectar su carisma arrollador en el cine, pero no le fue bien: la comedia The Beautician and the Beast –de 1997, coprotagonizada por Timothy Dalton, ex James Bond– llegó a buena parte del mundo directamente en formato video y rebautizada con un título que buscaba explotar su fama televisiva: «La niñera y el presidente».
Si bien La niñera nunca dejó de darse en algún canal de cable y vive en la memoria de varias generaciones gracias a cuentas en redes sociales dedicadas a, por ejemplo, los sensacionales vestuarios de su protagonista (ver en Instagram: WhatFranWore), recién desde hace unos meses pasó a estar verdaderamente disponible, completa y en idioma original, a través de la plataforma HBO Max, lo que la acercó a todo un público que no había nacido aún cuando el programa lideró los ratings de la televisión durante buena parte de sus seis temporadas.
La coincidencia de este regreso con las apariciones políticas de Fran de estos últimos días, que se han multiplicado en Twitter, Instagram y Tik Tok, no forman parte de un acto promocional: Drescher es desde 2021 la presidenta del sindicato estadounidense de actores, SAG-AFTRA, que nuclea a 160.000 miembros, que a fines de junio se sumó a la huelga del gremio de guionistas, y que hoy tiene semiparalizada a la industria.
Quienes no supieron nada de ella desde los últimos días de su personaje más famoso, se preguntarán cuándo comenzó su carrera como activista. De algún modo es algo en lo que se fue curtiendo de a poco: como cuenta en su libro Cancer Schmancer, su experiencia con un cáncer uterino la llevó a convertirse en una comunicadora del tema y en una activa promotora de cambios en un sistema médico que, alega, tardó mucho, en su caso, en dar con el diagnóstico de su enfermedad.
Antes, en 1996, había publicado su autobiografía Enter Whining, en la que dedica un capítulo al salvaje ataque sexual al que fue sometida en 1985. También adoptó una postura certeramente política al narrar en entrevistas el traumático recuerdo de su violación, cuestionando a quienes abogan por la tenencia de armas en un país donde esa discusión es un asunto cada vez más volátil («¿Qué vas a hacer? ¿Andar con tus pistolas encima todo el tiempo?», se preguntaba). También es considerada una suerte de representante del movimiento LGBT, acaso por la sensibilidad con la que trató en público otro de los insoslayables episodios de su vida personal, cuando tras veinte años de matrimonio se divorció de Jacobson, que se asumió gay.
A los 65 años, Drescher no olvida sus orígenes humildes ni que ha tenido una carrera privilegiada cuando lidera las protestas de un gremio en el que, dice, hay unos cuantos millonarios pero un porcentaje mayoritario de sus socios no gana lo suficiente al año para mantener siquiera un seguro médico. Una experiencia reciente en televisión (la serie Indebted) la hace dudar si a esta altura quiere volver a asumir la carga horaria que implica grabar una sitcom, mientras abraza su legado trabajando en una por ahora demorada versión musical de The Nanny (en la que ella no actuaría) para Broadway.
El mismo escenario, por cierto, en el que su coprotagonista, el millonario productor Maxwell Sheffield, llevó adelante en un episodio de 1994 una adaptación con canciones de Norma Rae, la película que en 1979 convirtió a Sally Field en la estampa hollywoodense del sindicalismo combativo. Camino a la fiesta de estreno, Sheffeld intenta atravesar por la fuerza la manifestación de un grupo de empleados del hotel donde se lleva a cabo la recepción, con lo cual se gana el repudio de la prensa y un conflicto con la nana Fine, que se ha puesto, claro, del lado de los trabajadores. El capítulo pertenece a la segunda temporada de la serie, se titula «The Strike» («La huelga»), y puede verse ya mismo en HBO. 

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