Cultura

Reivindicar la risa

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Diversidad. Vivo Urdapilleta, Rauch, El casting y Qué hermosa kermesse, las obras que integran la programación del festival. (CCC)

Quién dice que es fácil hacer humor? ¿Por qué cuesta más, en teatro, hacer reír que llorar? Todos estos interrogantes se propone develar el Festival Humoris Causa, que desde el 30 de este mes tendrá su segunda temporada en el Centro Cultural de la Cooperación, con interesantes piezas como Rauch, El casting, Vivo Urdapilleta, Antihéroe off y Qué hermosa kermesse, además de mesas redondas con los artistas para debatir y reflexionar sobre el humor y su relación con la realidad.
«La idea es que el festival muestre la diversidad de las formas de hacer humor que hay en la cartelera porteña; ese es uno de los criterios fundamentales de la programación, junto con la excelencia», cuenta Lucía Salatino, la curadora de la muestra. ¿Por qué el humor, como género, no goza del privilegio que sí posee el drama? «Creo que muchas veces está menospreciado y se considera que es fácil de hacer. El humor aparece en todas partes como algo aleatorio, liviano, superficial. En este sentido, nos interesa un humor que funcione como una crítica de la vida. Como dice el payaso Chacovachi: “Detrás de todo gran chiste, hay una gran tragedia”. De ahí la idea de reivindicar el género como algo que lleva su tiempo, su entrenamiento, que necesita su teoría y reflexión», analiza Salatino, que además es payasa e investigadora.
La prioridad del CCC es respetar al público, ofreciendo un festival que evite la chabacanería y lo banal. Patricio Abadi lleva adelante Antihéroe off, que él mismo define como «una pieza de un humor menos transparente, porque tiene grietas por donde circula el drama, la ternura, el delirio. Es un humor un poco más oblicuo». Como autor y actor, Abadi observa un sinfín de estilos para un público de amplio rango. «Uno no siempre se ríe de lo mismo que el de al lado. Es tan personal lo que detona el humor, que las categorías de mejor o peor son relativas, porque es totalmente subjetivo. Hay risas de todo tipo en una platea teatral: risa de dientes, sin dientes, atorada, carcajada, codazo al de al lado, risa vergüenza ajena, sonrisa con lágrima», enumera.
Camila Campodónico, una de las integrantes del grupo Ciertas Petunias, dice que agradece formar parte de un evento como el Humoris Causa. «Con la experiencia de 10 años de trabajo que tenemos, no creemos demasiado en los espaldarazos, sino que somos más que nada trabajadoras, constantes y persistentes. Más transpiración que inspiración fue nuestra premisa», señala. En la recién estrenada Qué hermosa kermesse, Campodónico considera «que el humor atraviesa la vida cotidiana: todo hecho puede encararse con humor. Hasta en las tragedias hay espacio para el ridículo, lo tragicómico y el humor negro. A Ciertas Petunias el humor nos llegó solo, haciendo música y dejando aflorar en ella nuestra forma de ver la vida. Empezamos a decir lo que pensamos a través del humor», explica. Y deja una conclusión: «El humor es un poco adictivo, uno no quiere dejar de reírse. Pero es clave la mirada de afuera y nuestra confianza para limpiar y dejar lo más efectivo. El humor es riesgoso, pero muy gratificante».
Directora de Rauch, Julieta Carrera coincide en que existe «cierto ninguneo» del humor en el teatro. «Siempre fue un poco devaluado. Nada más claro que el ejemplo de decirle “payasos” a los políticos. Es cierto también que muchas veces pareciera que hacer humor es hacer cualquier cosa con tal de hacer reír; entonces se percibe esa despreocupación, poco conocimiento y escaso estudio del género por parte de los intérpretes», destaca. «Mi idea es que el público se entretenga y se ría pero, mientras lo hace, le contamos una verdad profunda que roza la tristeza y la desgracia. Entonces entran en otro mundo, en otra realidad que, quizás, se parezca a la que vivimos». Autor y director de El casting, Sebastián Kirszner habla del bastardeo al género y apunta a «la onda sketch de los 90, el típico chiste fácil y con cierta mirada de derecha, rebajando el rol de la mujer. Me parece interesante pensar el relato del humor en términos de lenguaje, generar metáfora, que mueva y despierte algo en público. El desafío es abarcar también a ese público que se ha acostumbrado a reír con la tele, con un humor más pasatista».
Sofía Guggiari, directora de Vivo Urdapilleta, es contundente: «El humor es un arma poderosísima. Y digo arma porque, a veces, es un instrumento de lucha y también es, dentro del quehacer teatral, una de las técnicas más ricas e interesantes. El humor es terapéutico, es contestatario, es una puerta a la exploración y al atrevimiento, es un juego muy divertido y es algo muy difícil de lograr. No es fácil hacer reír». Guggiari trae a colación una declaración de Diego Capusotto: «Me pareció muy sabio cuando dijo que “uno hace humor con todo, salvo con las cosas con las que hay que hacer justicia”».
Todas las voces para el Humoris Causa, un festival que promete mucho y que va más allá de la eficacia del chiste: acá hay un objetivo claro que es reivindicar el humor a partir de la seriedad, entendiendo de qué y por qué nos reímos.

Javier Firpo

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