16 de octubre de 2021
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Byrne y una vuelta de tuerca a los años 80.
Para aquellos que están hartos de la explotación nostalgiosa y superficialmente pop de los 80, Physical propone una perspectiva más crítica y decididamente amarga, por momentos hasta asfixiante. En el centro de todo el asunto está la atormentada Sheila Rubin (Rose Byrne, infalible), ama de casa de la ciudad de San Diego que en esos primeros años de la administración Reagan descubre las clases de gimnasia aeróbica, y en ellas una inesperada vía de empoderamiento. Hasta ese momento, Sheila vive al servicio de su medio inútil marido Danny y sus inviables proyectos políticos «anticapitalistas», siempre reprimiendo sus opiniones y anhelos, autodenigrándose y pidiendo disculpas por todo. Physical comparte en varios puntos la mirada retrospectiva e inevitablemente azorada sobre aquellos años de la extraordinaria serie Glow, pero sin el sentido del humor de aquella. Y si a veces cede a la tentación de la memoria emocional (cuando suenan canciones como «Gloria» o «We Belong»), lo que la mantiene siempre en su eje es la presencia de Byrne, que encarna la angustia de una mujer de mediana edad llena de contradicciones, reprimida pero aún viva y en calzas de lycra, con una fuerza descomunal.
