11 de enero de 2016
La literatura encuentra nuevos caminos en Internet, con proyectos donde los escritores leen sus propias obras y otros en los que actores y músicos interpretan textos ajenos.
A mediados de 1877, Thomas Edison inventó el fonógrafo. Unos años después le mandó uno a León Tolstói y, gracias a ese regalo, se conservan –hoy disponibles en YouTube– grabaciones del autor de Ana Karenina leyendo sus obras: uno de los antecedentes más antiguos para esta ola de archivos literarios en audio y video, que se intensificó en el último tiempo en las costas de Internet.
En setiembre pasado, se lanzó una colección de 30 cuentos argentinos grabados por actores: la Audioteca, con participaciones de Tata Cedrón, Erica Rivas, Roly Serrano y Humberto Tortonese, entre otros, que pusieron sus voces a relatos de autores como Marcelo Cohen, Elvira Orphée, Sara Gallardo, Elvio Gandolfo y Hebe Uhart. El proyecto, dirigido por la cineasta Lucrecia Martel y curado por Graciela Speranza, pertenece a la Dirección Nacional de Industrias Culturales. «Desplazar los ojos al oído y escuchar, como cuando niños nos fascinaban con historias, es quizás uno de los más grandes y necesarios placeres de esta vida», dice Fernando Noy, a cargo de interpretar un cuento de César Aira.
Con más de una década de trabajo sostenido y unas 7.000 horas de registros, también existe la Audiovideoteca de escritores, archivo dependiente del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Además de estos 2 proyectos centrales, hay cantidad de iniciativas independientes en video y podcast, como la Biblioteca Parlante Haroldo Conti, Los cartógrafos, Recital y El mar de al lado. Este último ofrece videos con entrevistas a escritores, músicos, dramaturgos y actores que comparten lecturas de sus libros favoritos de poesía. A 2 años de lanzarlo, Margarita Hollmann y Joaquín Sánchez Mariño explican: «No es una respuesta a la época, sino un síntoma de la época. Es lo que nos toca a los de nuestra generación: hacer un puente entre los modos de expresión de ayer y los modos de consumo de hoy». ¿Qué agregan audio y video al texto, un material creado en la esperanza de la autosuficiencia? «Lo enriquecen, amplifican las posibilidades de su llegada. A veces una voz, una cara, una interpretación de un poema leído despierta otras cosas y genera una empatía, una puerta de entrada al género. Además, es una tercera obra», responden.
Los cartógrafos, por su parte, mezcla teatro, música y literatura en 20 episodios: «Un escritor contemporáneo elige un fragmento de su obra, un actor lo interpreta, un músico lo interviene». Rosario Bléfari, Nahuel Ugazio y Romina Zanellato están a cargo del desarrollo de estas «piezas sonoras». Los actores, sin embargo, no se invitan con la intención de generar dramatizaciones: «Es una lectura, pero utilizando las herramientas expresivas que los actores tienen a disposición. Su voz, el ejercicio de apropiarse del texto», cuenta Bléfari. Sobre el podcast como soporte, apunta Zanellato que «es de libre descarga, cualquiera lo puede escuchar en streaming o bajárselo. Las posibilidades que tiene son infinitas. Dentro del plan de “promiscuir” a las artes, de mezclarlas y hacerlas dialogar hasta llegar a algo nuevo, es una plataforma que respeta esas premisas». Los textos son elegidos junto con el autor, cuidando que reflejen el libro y presenten un paisaje imaginativo. «Para completar ese viaje entra la interpretación del actor y la intervención de los músicos», dice Ugazio.
Recital es otro proyecto joven y surgió de un taller literario: ahí se conocieron Ignacio Bosero, Bárbara Wapnarsky, Ariana Atala y Ana Laura Caruso. «Nos motivó el hecho de poder convocar a escritores que nos interesaban y conocer nuevos escritores o algunas rarezas de autores ya conocidos a través de ellos. Somos muy cuidadosos con respetar su modo de leer en voz alta», dicen acerca del proceso de grabación en estudio. «La mayoría prefiere una lectura de corrido, sin mucho retoque. Nos gusta que queden marcas y registros de esa oralidad. La voz tiene un efecto muy intenso». Otros proyectos no «tercerizan» la lectura y buscan que el texto sea pronunciado por su autor. Así, por ejemplo, la Audioteca de poesía contemporánea, con poetas de distintos países de habla hispana que se graban en la intimidad.
Como antecedente local están los libros sonoros producidos, hacia 1965, por el escritor y mítico librero porteño Héctor Yánover. Suyas son las grabaciones en estudio de los escritores más relevantes del momento leyendo selecciones de sus obras, como Raúl González Tuñón, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Julio Cortázar. Débora, su hija, recuerda especialmente a Borges, el primero de todos los que grabaron. «Borges insistía en que no se acordaba de sus poemas, entonces mi mamá le tuvo que soplar los versos y mi papá, después, hizo un trabajo de edición y montaje», cuenta. Por estos días se analiza la posibilidad de sumar esos audios a la Audioteca de Martel. Todos los contenidos de estos proyectos son gratuitos y se viralizan, principalmente, en las redes sociales. «El formato podcast permite diversas formas de circulación y reproducción. Se puede escuchar en cualquier situación y en distintos lugares. La disponibilidad de los audios es continua y se pueden descargar y compartir libremente», celebran desde Recital.
—Valeria Tentoni