Cultura | HUMOR EN LA CARTELERA ACTUAL

La hora de la comedia

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Ezequiel Obregón

Obras clásicas, musicales o políticamente incorrectas tratan de provocar la risa del público en la Ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata y Carlos Paz.

Heterogeneidad. La platea se divierte y reflexiona con Costa Presidenta, Tijeras salvajes, Perdida mente, Kinky Boots y Me duele una mujer.

Llega el verano, las marquesinas encienden sus luces y las risas estallan en la platea. Hay reestrenos, como Parque Lezama, una comedia de corte clásico; o espectáculos políticamente incorrectos como el del grupo independiente Carne de crítica, con el que celebra sus 20 años en el ruedo. Y también hay sorpresas, como el music hall Costa Presidenta, porque encuentra a tres de los cuatro integrantes de Los macocos dentro de una propuesta que no es de su autoría. El humor en la cartelera actual se presenta bajo distintas formas. No está orientado a un único tipo de espectador: hay opciones para todos los gustos. Las obras en cuestión se pueden encontrar en los teatros de la avenida Corrientes lo mismo que en los de la costa atlántica o las sierras cordobesas.
Integrante de Los macocos, Gabriel Wolf cuenta en diálogo con Acción cómo se gestó su colaboración con la actriz y humorista: «Nos gustó la idea, nos llamó la misma Costa, con la que nos divierte estar en escena. Y Roberto Peloni, el director, es alguien con quien hacía tiempo queríamos trabajar». Además del aporte de Los macocos, el formato de Costa Presidenta también contiene monólogos de la protagonista y cuadros coreográficos en los que participan otros artistas. Un mestizaje de estilos que amplía su atractivo para un público más diverso.
Tijeras salvajeses otra de las reposiciones que levantó el telón a comienzos de enero. Se trata de una puesta en donde conviven el humor de tipo inglés, la intriga a la Agatha Christie y la participación de la platea. Alejandro Paker, integrante de su elenco, señala una singularidad: «El desafío está en el rol del espectador; hay un crimen y en el último tercio de la obra ingresa la policía. Pide que nadie se mueva y que todos sean testigos; tanto actores como espectadores. Por esto puede haber varios finales, porque democráticamente se invita al público que elija quién es el culpable».

Conflictos vitales
Dentro de las propuestas de Mar del Plata, el prolífico Nelson Valente presenta cuatro obras. «Esta temporada voy a tener en cartel una obra escrita y dirigida por mí que es El divorcio. Y una que dirijo, pero es de autores catalanes y que se llama Laponia», señala. «Además, se presentan en al Auditorium El loco y la camisa y Los perros, ambas escritas y dirigidas por mí», agrega. En cuanto al modo de construir sus comedias, el teatrista oriundo de Lomas de Zamora reflexiona: «Las premisas surgen de distintas situaciones y los personajes los voy acomodando según necesidades de los roles. También utilizo mucho de la vida real, son momentos en los que uno pone la lupa y los sube al escenario». Este tipo de piezas, en donde el componente familiar resulta clave, permite desplegar escenas en las que la identificación es un sentimiento nodal para que el drama adquiera dimensión. Reír, por lo visto, es cosa seria.
En esa misma senda se destaca Perdida mente, coescrita y dirigida por José María Muscari, uno de los éxitos porteños que desembarcó en Mar del Plata con un elenco potente: Leonor Benedetto, Ana María Picchio, Julieta Ortega, Patricia Sosa y Karina K. Esta última analiza los elementos centrales de una pieza en la que se tocan temas altamente sensibles, como las enfermedades mentales y la corrupción. «Se ingresa a la obra desde la comedia, pero como aborda estas temáticas, requiere de una dramaturgia hábil, humana y que refleje una idiosincrasia identificable por parte del espectador para que sea creíble. Cada una de las actrices somos conscientes de que más allá de que Perdida mente maneje este tipo de conflictos, es necesario otorgarle una impronta expresiva muy propia de cada rol», dice Karina K.
Comedias musicales como Kinky Boots, en Carlos Paz, se dirigen a un público exigente en cuanto a los niveles de producción. En esta nueva versión se optó por darle a Federico Bal el rol protagónico, tal vez para trazar un puente con un público de sesgo más popular. Otras propuestas como Fátima es Mundial, centrado en las imitaciones y las coreografías, o la comedia Un plan perfecto, con Pedro Alfonso, Paula Chávez y elenco, también aspiran a un público familiar, con un contenido capaz de dejar contentos a grandes y chicos.
El joven productor Juan Manuel Caballé se refiere a la variedad de sus producciones. «Todas las comedias que hoy tengo en cartel apuntan a un público diferente y creo que ninguna tiene que ver con la otra», observa. «Me duele una mujer es una comedia romántica, inteligente; Dos locas de remate es sobre la familia que uno tiene y no puede elegir; Tijeras salvajes tiene una impronta, una locura que la hace única porque vas al teatro y ni vos ni los actores saben cuál será el final. Y Tom, Dick y Harry es un vodevil único, loco, absurdo, sumamente divertido. Es para toda la familia», completa. Y su ejemplo sirve como reflejo de la temporada, en la que conviven obras construidas con distintos materiales y un mismo objetivo: provocar la risa de los espectadores.

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