21 de junio de 2022
Mientras la gira actual de Les Luthiers lo lleva a recorrer rincones del país y del exterior, escribe un nuevo espectáculo que el grupo estrenará a fin de año.
Catarsis. El multiinstrumentista afirma que todavía siente la ansiedad del primer día cada vez que presenta una nueva creación.
PRENSA
Más de 50 años de carrera, fans acérrimos en Argentina y el exterior (sobre todo en España, donde también son un clásico), premios importantes, elogios a granel de la prensa. El de Les Luthiers es un proyecto singular y muy exitoso, qué duda cabe. Desde su aparición en 1967, este grupo de músicos notables y con gran sentido del humor ha fascinado a más de una generación de fieles. También ha sufrido la pérdida de tres integrantes muy recordados: Gerardo Masana, Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock. Pero se mantiene vivo, en plena actividad.
En estos días andan de gira con un espectáculo que reúne buena parte de sus obras más celebradas. En Viejos hazmerreíres aparecen clásicos como la desopilante «Radio Tertulia», la «zarzuela náutica» «Las majas del bergantín» y la «obra sanitaria» «Loas al cuarto de baño». Con una agenda realmente cargada, sus shows suben a escena en el Auditorio Belgrano, en el Conurbano bonaerense y en distintas provincias, en Perú y en Estados Unidos (Miami, Los Ángeles, Nueva York).
Rosarino, director de orquesta y coros, multiinstrumentista, humorista y ganador de dos premios Konex, Carlos López Puccio entró a Les Luthiers en 1969, cuando tenía apenas 23 años, solo para cantar y tocar el violín. Hoy, a los 75, es uno de los pilares del proyecto. «Vivimos muchos momentos muy lindos, pero ahora me acuerdo especialmente de uno», dice. «El 20 de octubre de 2017 estábamos en el escenario del Teatro Campoamor de Oviedo, España, pero no para hacer una función. El rey de España me entregó en mano el Premio Princesa de Asturias, un rollito de pergamino. Me acuerdo de la emoción abrumadora que sentí y de la ovación de la sala colmada. A un costado nos aplaudían los demás premiados: un gran poeta, una famosa escritora, un célebre artista plástico, tres ganadores del premio Nobel».
Instrumentos informales
A pesar del largo camino recorrido y las numerosas distinciones recibidas, todavía evoca «aquellos tiempos en los que éramos un grupo de muchachos ingeniosos, juguetones, bromistas, músicos, estudiantes y bastante pobres. Nos divertíamos y celebrábamos la risa ajena ante ese invento inocente del humor con elegancia y, cuando se podía, con inteligencia. Todo hecho con buena música, con los instrumentos informales que nos hicieron conocidos y desde siempre con un código ético y estético muy estricto en el que nos propusimos hacer reír y disfrutar sin trampas».
¿Qué motivaciones debe encontrar un artista para no decepcionarse o agobiarse por el peso de la rutina? «Yo tengo dos motivaciones fuertes», explica López Puccio. «La primera es el placer que da el gozo de la risa compartida con el público. En los espectáculos de Les Luthiers hay siempre cierta veta de ritual, de misterio compartido, de guiño cómplice. La segunda motivación, más personal, es poder seguir creando lo que entiendo que sé crear. El estreno de cada nuevo espectáculo de Les Luthiers fue siempre un momento muy emocionante para todos: estresante, catártico y revelador. Por ese camino estamos tratando de encaminarnos con Jorge Maronna, con quien escribimos un espectáculo para estrenar cerca de fin de año. Será el primer show nuevo de Les Luthiers en catorce años. Y estamos ansiosos, nerviosos y expectantes como el primer día».