Cultura | HUELGA DE ESCRITORES

Guionistas versus máquinas 

Tiempo de lectura: ...
Esteban Magnani

El modelo de negocios de las plataformas deterioró sus ingresos y la inteligencia artificial amenaza con reemplazar su trabajo. ¿Un espejo de lo que vendrá?

Los Ángeles. Protesta frente a las oficinas de Netflix. Es el primer paro conjunto de escritores y actores desde 1960.

Foto: Getty Images

El corazón de la poderosa industria del cine y la TV de los Estados Unidos se detuvo a principios de mayo cuando los cerca de 11.500 afiliados del sindicato de escritores de los EE.UU. (WGA, por su sigla en inglés) votó por amplia mayoría iniciar un paro. Desde entonces los programas nocturnos de actualidad dejaron de emitirse. Como series y películas tienen tiempos más largos de producción, la falta de novedades se sentirá recién en unos meses. 
Los reclamos de los guionistas, a los que se sumaron los actores, se centran en el estancamiento de los ingresos de los trabajadores y la preocupación por el deterioro en la estabilidad laboral producto de dos innovaciones: las plataformas de streaming y la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) Generativa.

Plataformas
En 2007 el combativo sindicato de escritores de los EE.UU. paró durante 100 días en reclamo de mejoras salariales, pero también por la preocupación que les generaba el incipiente fenómeno de la plataformización de los servicios audiovisuales. Por entonces Netflix recién comenzaba a remplazar los envíos de DVD a través del correo por el streaming. Aquello que preocupaba a los escritores estadounidenses resultó premonitorio y muchos de los problemas que atraviesan como trabajadores están vinculados al modelo de negocios de las plataformas. 
Uno de los cambios que produjeron es que las series actuales tienen entre 8 y 12 episodios breves como máximo y la tendencia es a que caiga el número aún más, comparados con los más de 20 que tenían las viejas series o telenovelas de la televisión tradicional que, además, eran más largos. También reclaman por el pago correspondiente a reposiciones: la emisión de viejas series en la TV tradicional estaban a la vista de todos mientras que en la actualidad esa información se esconde en los servidores de empresas que prefieren la opacidad. De esta manera se pierde para los trabajadores de la industria una fuente de ingresos extra, producto de su trabajo, a lo largo del tiempo.
Otro de los problemas es la forma de producción de las plataformas. Muchos de los guiones se producen anticipadamente (lo que en la industria llaman «mini-rooms») sin certezas de que la producción efectivamente se haga. De alguna manera, la productora asume un riesgo y lo utiliza como excusa para pagar salarios más bajos. El problema es que si finalmente se concreta el proyecto, no se prevé una remuneración extra para los escritores. Por otro lado, cada vez es menos habitual contar con guionistas en el piso de grabación que ayuden al director a realizar un cambio de último minuto, algo que reduce costos, pero también la calidad de los productos.
Estos y otros cambios en la industria se vinculan con el modelo de negocios de las plataformas y en cómo impactan a la hora de producir series y películas. Si bien la industria repetía fórmulas para reducir el riesgo económico, esto se profundizó con la llegada de las plataformas, siempre pendientes de mostrar números positivos que aumenten el precio de sus acciones. Por eso, la tendencia es a repetir una y otra vez las fórmulas que fueron efectivas en el pasado. Además, en estos meses reducir costos se tornó vital para una industria que tuvo un boom durante la pandemia, pero que en la actualidad está sufriendo los efectos de una caída general de las empresas tecnológicas y de una competencia creciente. Por ejemplo, Disney, por mencionar una, despidió 7.000 trabajadores en febrero.
Los escritores son conscientes de que golpean a empresas que no pasan por su mejor momento, pero explican que, incluso cuando las cosas iban bien, los salarios promedio se estancaban o directamente caían. Como es habitual, las empresas socializan mejor las pérdidas que las ganancias.
Para peor, en este contexto de conservadurismo artístico, con plataformas centradas solo en crecer y dar dividendos a sus accionistas, apareció un nuevo jugador que puede cambiar la industria una vez más.

Inteligencia Artificial Generativa
Así como en 2007 los escritores anticiparon un cambio profundo en el negocio por la llegada del streaming, ahora señalan con preocupación a la Inteligencia Artificial Generativa. Esta nueva tecnología se entrena con productos de la inteligencia y la creatividad humanas para encontrar patrones y producir a partir de ellos. La IA que sorprendió a todos es ChatGPT, una tecnología capaz de imitar con mucha verosimilitud la escritura humana de distintas formas: desde trabajos académicos, literarios o programas en lenguaje informático hasta, por supuesto, guiones para cine y televisión. 
Es decir que suena razonable la posibilidad de entrenar una IA con los cientos de guiones de, digamos, la serie Seinfeld, y pedirle una nueva temporada. Es muy probable que el resultado sea bastante bueno y necesite solo algunas correcciones. ¿Pero qué pasaría si se le encargara una serie nueva? En ese caso el problema se vuelve casi semántico: ¿existe algo realmente nuevo en las pantallas? La pregunta admite discusiones, pero si se entiende que el modelo de negocios de las plataformas de streaming prioriza lo seguro, entrenar a la IA con los millones de guiones disponibles y encargarle una nueva serie no parece delirante, al menos para un futuro próximo.
De esa manera se podría llegar a una situación como la que, paradójicamente, describe el primer capítulo de la nueva temporada de Black Mirror disponible en la plataforma Netflix, en la que se aprovechan los datos obtenidos sobre una persona para que una IA realice en pocas horas un capítulo completo sobre su vida cotidiana. Los actores, que también se sumaron a la huelga, aseguran que hay propuestas de escanearlos durante un día para luego utilizar su imagen a perpetuidad a cambio de un pago. Si bien esta posibilidad es tecnológicamente más lejana, para los guionistas la amenaza resulta más urgente. 

Guion abierto
Como explicó Fran Drescher, presidenta del sindicato de actores de televisión y cine (también famosa por ser la protagonista de la serie La niñera) en un video que se viralizó en las redes: «Lo que pasa aquí es muy importante porque lo que nos pasa a nosotros está pasando en todas las áreas del trabajo, cuando los empleados hacen de Wall Street y la codicia su prioridad, se olvidan acerca de quiénes son esenciales para hacer que la maquinaria funcione».
La lucha de los escritores estadounidenses representa muy bien la situación de trabajadores de todo el mundo: al deterioro de las condiciones laborales generales, producto de la concentración de las ganancias en pocas manos, que se aceleró gracias a plataformas de todo tipo, se le suma ahora la amenaza del remplazo de trabajadores a manos de la IA generativa. De momento, lo único que parece revertir o, al menos, desacelerar ese proceso, es la vieja fórmula analógica de la lucha de los trabajadores.

Estás leyendo:

Cultura HUELGA DE ESCRITORES

Guionistas versus máquinas 

2 comentarios

Dejar un comentario

Tenés que estar identificado para dejar un comentario.