Cultura

Entre dos orillas

Tiempo de lectura: ...
Prensa TV Pública

Con un pie en Buenos Aires y el otro en Montevideo, Daniel Hendler ha construido una sólida carrera en ambas orillas del Río de la Plata. Nacido en 1976, en una familia judía montevideana, debutó en cine con Esperando al mesías (2000), de Daniel Burman, a quien lo unen ya cuatro películas. A ese film le siguen la uruguaya 25 watts (2001) y otra veintena de películas. Además, demostró su talento como director con Norberto apenas tarde, que recibió una mención especial del Bafici 2011.
En estos días es Fischbein, el periodista de policiales de la serie Los siete locos y Los lanzallamas, basada en los libros de Roberto Arlt que adaptó Ricardo Piglia para la TV Pública. ¿Qué vínculo previo había con Arlt? «Cuando tenía 18 años, el esposo de mi madre me regaló una edición muy linda de las obras completas de Arlt. Este proyecto fue una hermosa oportunidad para reencontrarme con el libro. Releí la dedicatoria en la primer página y sentí que el libro estaba esperando este momento para ser leído», relata.
Hijo de un comerciante y de una aficionada al teatro, Hendler empezó a estudiar actuación con el uruguayo Roberto Jones, en el Teatro La Gaviota y a los 20 debutó en la obra Rompiendo códigos. En medio de una búsqueda que incluyó la creación del colectivo teatral Acapara el 522 y años de estudio de guitarra, también asistió a un taller de cuentos con Leo Masliah. Desanimado porque creía que no podría vivir de la actuación, se anotó en Arquitectura, para luego volver definitivamente al teatro.
El uruguayo de ojos verdes y versatilidad dramática dice que, a pesar de lo «aporteñado» que está, es muy celoso de sus tiempos. «No me gusta que me apuren, eso es bien de uruguayo», declara. De sus roles, es recordado por aquellos «conflictuados» como Walter, el personaje de una publicidad de 2002; Ariel Makaroff de El abrazo partido (2004); Ariel Perelman de Derecho de familia (2006) o Luciano Gauna de Los paranoicos (2008). Y también está asociado a Andy Godzzer, el paseador de perros de la serie Graduados (2012). Por El abrazo partido, Daniel consiguió un Oso de Plata por Mejor Actuación, en el Festival de Berlín. Por Graduados, un premio Tato y un Martín Fierro. «Graduados fue una experiencia muy grata. Como siempre, lo más importante es la buena química de los equipos y el buen clima de trabajo, y eso fue lo que sostuvo un año intenso de trabajo y repercusiones. En la serie Los siete locos tratamos de ser cuidadosos con la “actuación de época”, para no caer en clichés ni atarnos a la mirada contemporánea sobre aquella época. Hubo rigor en el arte y el vestuario, y tratamos de acompañar ese rigor desde lo actoral, evitando los modismos actuales», detalla.
Mientras se prepara para volver a las tablas bajo las órdenes de Mariana Chaud, en la obra Cotidianidad y éxtasis. Un cuadro de costumbres, de Rebekka Kricheldorf, Hendler está inmerso en la producción de su segundo largometraje, La emboscada, «una comedia de intrigas que gira alrededor de un empresario lanzado a la arena política».
Ana Katz, su mujer, quien lo dirigió en Una novia errante y Los Marziano, y con quien tiene dos hijos, lo reclutó hace poco para Mi amiga del parque. «Hago un personaje chiquito, el novio de una de las protagonistas (Zylberberg). O sea que disfruté como actor, pero también lo que me tocó como esposo: acompañar a Ana en esta película que está buenísima y habla sobre la maternidad, la amistad y los locos estados del puerperio». ¿Hay algún personaje que le gustaría interpretar? «Zitarrosa», contesta. «No sé si yo sería el actor ideal, pero me animaría a intentarlo».

Francia Fernández

Estás leyendo:

Cultura

Entre dos orillas