Cultura | ESTRENO DE SANTOS IÑURRIETA EN EL CCC

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Ezequiel Obregón

Junto a la compañía Los Internacionales Teatro Ensamble, el dramaturgo y director presenta Los Minimax y el cazador de talentos. Política y humor absurdo.

Diálogo público. La visita de Rockefeller a Argentina en 1969 es el disparador de una pieza que apela tanto a la risa como al espíritu crítico.

Foto: Prensa

En 1969, Nelson Rockefeller, el famoso magnate y vicepresidente de los Estados Unidos, llegó a la Argentina en una misión diplomática como enviado del presidente Richard Nixon. En repudio a su visita y a las políticas internacionales implementadas por su país, el jueves 26 de junio un grupo de revolucionarios incendiaron 14 supermercados Minimax, propiedad de la familia Rockefeller. Con esta premisa histórica, Manuel Santos Iñurrieta imagina en aquel contexto a un elenco de artistas de variedades que serán sorprendidos por un hecho sobrenatural: una nevada mortal, tal como propuso Germán Oesterheld en su mítica historieta El Eternauta. Tal es el nudo argumental de Los Minimax y el cazador de talentos, la pieza que la compañía Los Internacionales Teatro Ensamble acaba de estrenar en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
«En mis obras siempre hubo un interés por lo histórico, por lo social, por lo político. Las líneas para el desarrollo de un teatro épico brechtiano también están aplicadas. Lo que nos va ganando es lo internacional en su forma, y lo nacional en su contenido; también la idea de poder lograr una empatía con el espectador desde lo emocional», reflexiona Santos Iñurrieta a partir de su más reciente estreno.
«Buscamos asociarnos a los elementos y las gestualidades heroicas que hay en nuestra sociedad y que tenemos al alcance de la mano. Queremos destacar todas esas historias que muchas veces están tapadas y que a nosotros nos conmueven y, en consecuencia, nos parece relevante contar», agrega el dramaturgo y director.
Respecto a la posibilidad de emocionarse con el espectáculo, Santos Iñurrieta señala: «La motivación es cambiarles el orden a las cosas; que la razón empuje a la emoción, sin perder el espíritu crítico. Sin lugar a duda, la emoción es importante para conectar con un público que está vivo, en un aquí y ahora, y enfrenta circunstancias como las nuestras. Nos podemos reconocer en esas emociones compartidas».
Las historias a las que alude se condensan en Los Minimax y el cazador de talentos bajo la figura de un variopinto grupo de artistas de variedades, entre los que se encuentran una monja embarazada interpretada por Diana Kamen y un mimo sindicalista al que le presta voz y cuerpo Clara Barreira. También actúa Marina García, como una revolucionaria fanática de las historietas. Completan el elenco Rodrigo Isequilla Giudici, Gastón Ávila, Belén Ezquerra, Nicolás Finoli, Gaby Mercado, Lucía Salatino y el mismo Santos Iñurrieta.

Trabajo colectivo
Para Kamen, parte de la seducción de su trabajo consiste en que la compañía no desarrolla un tipo de teatro naturalista. «No hay una actuación que tenga que ver con un conflicto que se desarrolla», dice. «Esta propuesta tiene mucho que ver con el teatro del absurdo, entonces uno se permite más cosas en el momento de actuar. Manuel nos deja estar siempre permitiéndonos cosas que en un teatro “con argumento” no podés hacer», completa.

Por su parte, García considera que también se percibe un estímulo en la creación colectiva. «Acá hay un trabajo rítmico y coral que solemos manejar en las obras de Manuel. Somos un grupo humano y, a la vez, una sumatoria de humanidades, particularidades, trayectorias, diferentes escuelas de actuación y edades, pero vamos convencidos con la misma idea y ganas de hacer lo que hacemos, y nos volvemos ese colectivo hermoso y loco que se ve en escena», sostiene.
Esas dos aristas, el humor absurdo y la grupalidad, se amalgaman con una estética bien definida que les demanda a los intérpretes una rigurosa articulación entre voz y cuerpo. «Estamos pensando en cómo hacer para no reírnos en algunas escenas. Creo que esta es una obra muy completa porque tiene política, música y baile. Hay una palabra que usamos mucho y es “todos”. Y encierra un mensaje para el público, porque entre todos podemos solucionar mucho mejor las cosas», reflexiona Barreira.
La obra ya tuvo sus primeras funciones con muy buena recepción del público. Sobre el tipo de espectador que la compañía busca, Santos Iñurrieta sostiene que se trata de «todo aquel que tenga la voluntad de entablar un diálogo, de celebrar en conjunto la fiesta teatral. Tenemos un público posible, pero también aquellos detractores que asocian un teatro que se vincula con lo social, con lo histórico y lo político, con el panfleto, cosa que no pretendemos. Como grupo, queremos hacer un buen producto. Somos felices de estar acá y, además, sentimos que hay un público que está formado, que nos hace creer que podemos profundizar el diálogo».

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