10 de julio de 2023
Un repaso de la programación destacada del Centro Cultural de la Cooperación, el circuito oficial y las salas comerciales y alternativas de la Ciudad de Buenos Aires.
Títeres y más. El día que cambió la vida del Sr. Odio, El vuelo de Basilio, Pequeño dragón, a volar y Cami y el dragón, las obras del CCC. Fotos: Prensa
Las vacaciones de invierno significan un descanso para estudiantes y docentes, pero también son una oportunidad para actividades difíciles de incluir en la rutina semanal. En la Ciudad de Buenos Aires, las dos últimas semanas de julio se convierten en un período especialmente propicio para que el público de más corta edad pueda hacer salidas al teatro. Aquí, una síntesis de lo mejor de una oferta abundante y variada.
En el Centro Cultural de la Cooperación el rubro infantil tiene peso propio desde el momento de su fundación. Antoaneta Madjarova recuerda que Floreal Gorini repetía a fines de los 90: «Hagan todo lo posible para que el centro cultural se llene de chicos». «Yo sigo con esa meta», afirma la coordinadora del Área de Títeres y Espectáculos para las Infancias del CCC. «En días de semana con el Programa Arte en la Escuela hacemos funciones escolares gratuitas para las escuelas públicas de bajos recursos. Con respecto a la programación, priorizamos la calidad artística, la diversidad de temáticas y los contenidos, con funciones a precios muy accesibles», completa.
Madjarova señala que «el CCC se ha perfilado como un lugar reconocido por su programación de Teatro de títeres. La demanda mayor es la de los chicos chiquitos, aunque también hay obras para todas las edades. Una parte de la programación está vinculada al Premio Nacional “Javier Villafañe”, que fundamos en 2012 y reconoce, cada dos años, a creadores de teatro de títeres y objetos de todo el país. A través de esta programación, el Centro Cultural es un espacio federal».
Para las inminentes vacaciones de invierno hay cuatro propuestas. En la Sala Tuñón se podrá ver El día que cambió la vida del Sr. Odio, una obra para títeres y actores dirigida por Mariana Calderón y Vanessa León Linares, para 5 años en adelante. En la misma sala y orientada al mismo público se montará El vuelo de Basilio, de Analía Fedra García. Destinadas a los más pequeños, en la sala Pugliese tendrán lugar Pequeño dragón, a volar y Cami y el dragón.
García explica el origen de El vuelo de Basilio, una versión del cuento «Ad astra» de Haroldo Conti: «He querido vincular a las infancias con la literatura de Conti como una forma de memoria activa. Este relato, muy tierno, apela al mundo de los sueños, a persistir en ellos y a conectarse con la fantasía. El teatro con títeres, que fascina a las infancias, permite hacer escénicamente más cosas que las que podríamos si solo fuera con personas. En este caso, se trata de alguien que vuela con una máquina».
Con respecto a Cami y el dragón, se trata de una producción que llega desde Córdoba, a partir de la adaptación de un cuento de Liliana Bodoc. En palabas de su directora, Mónica Evangelista, «la obra de Bodoc une los mundos de la realidad y la fantasía. Este relato fomenta el desarrollo de la imaginación, la comunicación, la empatía. El conflicto de la obra se resuelve en el mundo de la literatura, porque el libro se transforma en el objeto indispensable para resolver situaciones y encontrar respuestas».
Escenario público
Cami y el dragón también formará parte de la programación infantil del Teatro Nacional Cervantes, junto con otras cinco propuestas: Circonsciente, de Diego Martín Raga; Yo sabo, de Gastón y Mariano Guerra; Ana y Wiwi, de Lorena Romanin; 24 toneladas, de Paula Sánchez y Mariano Bragan; y Enderas Masugui, de Rosana López.
Otros teatros públicos de la Ciudad se preparan de la misma forma para estas vacaciones. En el Teatro de la Ribera, que pertenece al Complejo Teatral de Buenos Aires, se estrena Benito de La Boca, un musical dirigido por Lizzie Weiss que repasa la vida del pintor Benito Quinquela Martín. A cargo del papel principal, Roberto Peloni aclara que «no es una obra estrictamente infantil, pero la puede disfrutar toda la familia: es un espectáculo muy plástico y multidisciplinario. Cuenta la vida de Benito, desde que es abandonado como niño expósito, comienza a trabajar de carbonero, hasta que conquista los grandes museos con su arte».
Por su parte, el Colón estrena en la sala CETC dos propuestas musicales y teatrales ambientadas en la selva misionera: Este no es un cuento silvestre, de Emiliano Dionisi, sobre partituras de Jean-Philippe Rameau; y El lobizón, o sea, el terror de las Misiones. Este último, sobre música de Henry Purcell, es creación del dramaturgo Gonzalo Demaría. «La niñez adora los cuentos de terror y, por supuesto, los mitos. El lobizón es un mito nuestro, muy arraigado en el país», dice Demaría. «La música de Purcell nos situó en el siglo XVII, es decir, en el esplendor de las misiones jesuíticas de la Mesopotamia. Escribí esta obra en verso, lo que a los niños puede resultarles lúdico, pero es una forma de exigirles atención también», agrega.
Con entradas gratuitas, el Centro Cultural Kirchner tiene un amplio menú de espectáculos y de talleres. Se destaca, celebrando los 40 años de democracia en la Argentina, la sala inmersiva La asombrosa excursión de Zamba y Nina por la democracia. Allí se recorren eventos de las últimas cuatro décadas de la historia nacional, a través de estos populares personajes que circulan por la televisión y YouTube.
Por su parte, el Centro Cultural Borges ofrece, también de manera gratuita, formatos no solo teatrales (Las sobrinas de María Elena, del Grupo Biblioteca en maleta, a partir de los textos y la figura de María Elena Walsh), sino también actividades de artes plásticas, literatura, danzas urbanas y música (Bigolates de Chocote y Con Ciertos Payasos).
Mención aparte merece la reapertura de Tecnópolis, con una inmensa programación invernal. Entre las múltiples actividades se destaca la reposición de Familia No Tipo y la nube maligna, la pieza de Mariana Chaud y Gustavo Tarrío que había sido estrenada el año pasado en el Teatro Cervantes, que explica y celebra la diversidad de género y las estructuras familiares alternativas.
Diversidad. Matilda, la sala inmersiva de Zamba, Jíjop y Movi, algunas de las piezas destinadas a los más chicos durante el receso escolar. Fotos: Prensa – Télam
Música y misterio
Durante las dos últimas semanas de julio el Centro Cultural Konex refuerza su habitualmente nutrida programación para las infancias. Además de presentaciones musicales (Valor vereda, Los rockan y Mariana Baggio, Vuelta canela, La Magdalenas, Koufequin) llega una novedad: la premiada escritora Claudia Piñeiro estrena la adaptación de su novela Un ladrón entre nosotros al teatro infantil. También continúa Quiroga y la selva iluminada, de la compañía de Teatro Ciego Argentino, que brinda la experiencia de un espectáculo a oscuras inspirado en los Cuentos de la selva de Horacio Quiroga.
Asimismo, al Konex regresa El Cascanueces, el ballet creado por la Asociación Arte y Cultura, con coreografía de Emanuel Abruzzo e interpretado por la compañía Buenos Aires Ballet Juvenil, dirigida por Federico Fernández, primer bailarín del Teatro Colón. Fernández celebra la posibilidad de seguir acercando la danza clásica a niñas y niños. «Hacemos El Cascanueces sin bajar el nivel artístico y técnico de cada bailarín, y eso se aplaude en cada función. La puesta está concentrada en una hora y mantiene la maravillosa música de Tchaikovsky».
Entre la decena de obras del Complejo La Plaza, sobresale Jíjop, una historia bailada, donde el actor y bailarín Emiliano Larea interpreta a un carpintero cuyo muñeco construido toma vida propia. Lejos de ser una versión tradicional de Pinocho, se trata de una propuesta misteriosa, sugerente. «El juego de palabras “jíjop” tiene que ver con técnicas del hip hop y con movimientos del poppin, usados para componer a los personajes. Se produce magnetismo porque la danza nos convoca a todes: bailar es algo muy humano», explica Larea.
En la cartelera del mismo lugar se anota Ensueños, de La pipetuá, el equipo liderado por Diego Reinhold que combina teatro, música, circo y mucho humor. Y también Magia Mash up, que reúne a cuatro magos (Dolly Kent, Abril, Merpin y Jimmy Delp) con reggie de Teresa Duggan, quien a su vez está al frente de Las Alicias, un espectáculo de danza y de teatro para todas las edades en el Celcit.
Personajes famosos
En Buenos Aires no solo hay piezas pequeñas y valiosas, sino también grandes espectáculos realizados por megaempresas del entretenimiento. Bazzar, show de la compañía internacional Cirque du Soleil, continúa con sus funciones en la inmensa carpa montada sobre la Costanera Sur.
De origen extranjero pero con producción local, el musical Matilda es un éxito de ventas desde su estreno en el Teatro Gran Rex. La novela de Roald Dahl se apoya en la exitosa película de los 90, con un formato musical que ya pasó por Broadway y Londres y llegó al país por impulso de los productores Carlos y Tomás Rottemberg.
Otro personaje globalmente querido, Shrek, también tiene su musical. La historia del ogro adorable y feo y de la princesa Fiona tiene lugar en el Teatro Maipo, con dirección de Carla Calabrese y una puesta en escena que resultó ganadora de 7 Premios Hugo en 2022.
Otro de los títulos convocantes es la versión teatral de La granja de Zenón, el ciclo de animaciones y canciones que se hizo popular vía YouTube. El Gallo Pinto y el loro Pepe, entre otros, aparecen sobre el escenario del Teatro Astral gracias a los voluminosos trajes que llevan los intérpretes.
Y como otro caso de fenómenos locales que crecen masivamente, el grupo Canticuénticos (creador de hits como «El monstruo de la laguna») desembarca con sus canciones en el ND Ateneo. «En vacaciones toda la familia está reunida con sus chicos: es una época dedicada a las infancias de manera exclusiva, en un clima festivo», recuerda Antoaneta Madjarova. Por eso, estas dos semanas, en cualquiera de los espacios, estilos y para todos los presupuestos, es momento de celebrar. Y si es yendo al teatro, ¡mucho mejor!