12 de febrero de 2022
Mauricio Dayub
Suar y Peretti, duelo de personajes opuestos.
Alfie (Adrián Suar) es un cincuentón, separado, enamorado de su estilo de vida sin ataduras y orgulloso de su ritmo frenético a la hora de la conquista de chicas. Es un publicista que empezó a ganar dinero a partir de trabajos superficiales pero efectistas y logró amasar una fortuna.
Esa exacerbación de libertad y desprejuicio se interrumpe cuando aparece en su casa, inesperadamente, Fideo (Diego Peretti), un viejo amigo de la escuela que se acaba de separar y es todo lo opuesto a Alfie: estructurado, timorato, acomplejado. Luego de una sucesión de gags eficaces, Fideo, que es psicólogo, se instala en casa de Alfie con la condición de que –para levantar el ánimo– se acople a los raids nocturnos del publicista. Rearmada la convivencia, cada uno con su trabajo durante el día, la noche los junta para recibir en casa a distintas visitas de mujeres más jóvenes. Ese choque generacional provocará una colisión inesperada entre los amigos, quienes empiezan a mostrar sus miserias.
Suar y Peretti son la columna vertebral de la obra. Se advierte en el escenario la fluidez y la química de ambos fuera de la ficción, y cada uno sabe bien lo que tiene que hacer para acentuar ese duelo de personajes opuestos, principal apuesta de Inmaduros, que tiene todo como para convertirse en una de las vedettes de la temporada.