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En la cumbre del reggaetón

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Gabriel Plaza

Debí tirar más fotos
Bad Bunny
Rimas Entertainment

DNI musical. El cantante abraza ritmos de sus antepasados, como la bomba, la plena y la salsa.

Han tenido que pasar seis discos solistas, un huracán como el Mari que azotó la isla de Puerto Rico en 2017, un proceso de gentrificación que está expulsando a los boricuas de sus barrios y sus viviendas por la venta de inmuebles a extranjeros —sobre todo estadounidenses, como parte de otro proceso de colonialismo al que se ve sometido el país desde 1917—, para que en el punto máximo de exposición Bad Bunny haya aprovechado esa posibilidad de ser el centro de las miradas de la industria musical del mundo y hacer un disco que hable definitivamente de su identidad, su país, sus problemas, su cultura, su música.

Debí tirar más fotos es un álbum que será legendario para la cultura caribeña con el tiempo, porque se toma su tiempo para desarrollar todas sus ideas. Son 17 tracks con un sentimiento nostálgico sobre los que se fueron y no volverán a la isla, sobre relaciones fallidas, sobre estar de fiesta, sobre sentirse parte de una misma historia, sobre la necesidad de la independencia de Estados Unidos y sobre un país que necesita tanto del baile como del pan.

Por eso, si el reggaetón y el dembow, el baile como latido cultural y sensual en la capital del perreo en «Voy a llevarte para PR» forma parte de su DNI musical, en este disco Benito abraza la música de sus ancestros, como la danza, la bomba, la plena y la salsa, para que los más jóvenes se sientan más orgullosos de su cultura y de todos aquellos que abrieron el camino y desarrollaron la música bailable en Puerto Rico del siglo XX: El Gran Combo de Puerto Rico, Héctor Lavoe y Willie Colón, entre muchos otros artistas, que bailaron con nostalgia sus padres y abuelos migrantes en las calles del Bronx. Pero también está la presencia sonora del siglo XXI del reggaetón y la influencia de artistas como Tego Calderón.

El álbum trabaja en varios planos: el estético (el arte de tapa con las dos sillas blancas vacías de plástico y un platanal de fondo se volvió rápidamente viral por su peso simbólico, que habla sobre los ancestros que ya no están y los que emigraron de la isla), la mirada revisionista que aparece en los videos realizados por el historiador Jorell Melendez Badillo, el lenguaje popular del boricua promedio (palabras como «hangueo» y «bichote» aparecen en sus versos), la desfragmentación de esa identidad musical conformada por la clave afro que aportaron los primeros esclavos y la atmósfera boricua, afiebrada, palpitante, tropical, húmeda y nostálgica, que traducen las letras y las melodías de estas canciones. 

A sus 30 años y después de conquistar muchas de las cosas que anhela todo artista de la cultura pop, Bad Bunny contempla el sueño roto de un país que no fue en «Lo que le pasó el Hawaii», a golpe de güiro, un cuatro y un teclado fantasmal minimalista, un himno que puede celebrar a sus héroes conocidos y anónimos, esos portorriqueños que emigraron y cuyas familias se quedaron esperándolos. Es, también, la reivindicación de la cultural caribeña independizada del «sueño americano»: el dembow dominicano con samples de salsa en «Nuevayol», el tumbao del son en «El baile inolvidable», el bolero en «Turista», el pulso de la plena en «Café con ron», la cadencia de «Pitorro de cocó», o el ritmo de un género tradicional como la bomba en «Debí tirar más fotos», que da nombre al trabajo.

El disco es una ofrenda a los portorriqueños, pero tendrá sus efectos en todo el Caribe y el resto de América Latina. La trascendencia icónica del músico que grabó con Drake, Dua Lipa y Diplo está provocando un tsunami cultural en el siglo XXI hablando y bailando en español. «Es el artista hispano más grande del mundo hoy por hoy», dice Doble R, uno de los especialistas de la cultura urbana en su canal de YouTube. Mientras tanto, Benito Antonio Martínez Ocasio, que apareció en el noticiero nacional de Puerto Rico, que armó una parranda al aire libre en las calles de su país, que se quedará allí todo el 2025, que recibió la puntuación máxima de cinco estrellas en la Rolling Stone y que apareció en el late night show de Jimmy Fallon, está haciendo parrandear al mundo, orgulloso de su identidad.

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