20 de octubre de 2022
El suplente
Director: Diego Lerman
Intérpretes: Juan Minujin, Bárbara Lennie, Alfredo Castro, Rita Cortese
País: Argentina
Tensiones. Lucio (Minujin), un docente sustituto que debe ayudar a un alumno en problemas.
Juan Minujin interpreta a Lucio, profesor de Letras de la UBA y autor de un libro de poesía, quien empieza a dictar clases en una escuela secundaria de un barrio periférico de la Ciudad de Buenos Aires. En ese contexto, ajeno para él, sus ideas chocan con la realidad de sus estudiantes. «¿Leíste el Facundo, de Sarmiento? Bueno, bienvenido a la barbarie», resume de manera directa y apocalíptica una docente de la sala de profesores.
El director de La mirada invisible y Una especie de familia realiza una película focalizada en su protagonista y sienta la narración sobre el concepto de suplente. Lucio debe (re)aprender su rol docente frente a su nuevo estudiantado y para tal tarea debe encontrarse a sí mismo dentro de la comunidad. Un barrio donde su padre, apodado «el chileno» (Alfredo Castro), tiene forjado un nombre y respeto por llevar adelante un comedor desde hace muchos años. La situación se complica cuando intenta salvar a su alumno Dylan (Brian Montiel), quien es perseguido por un grupo narco en busca de venganza. Mientras tanto, en su vida privada presiona a su hija (la debutante Renata Lerman, ganadora en San Sebastián por este trabajo) con el examen de ingreso a un colegio de élite, al que la adolescente no quiere asistir.
Estas tensiones subyacentes son el motor del relato de Lerman, apoyado en la dirección de fotografía del polaco Wojciech Staron con quien ya colaboró en Refugiado. Planos cerrados que siguen de cerca al protagonista con una siempre nerviosa cámara en mano, describen la inestabilidad emocional del profesor en sus intentos por encajar en una realidad que no termina de comprender. Es notable desde el guion, escrito por el director junto con Luciana De Mello y María Meira, basado en una historia de Lerman y el productor Juan Vera, cómo se subraya esta incomprensión.
El docente sustituto desconoce el peligro que corre su estudiante, no se da cuenta de los deseos de su hija o que su familia es vegetariana, cuando les prepara un asado para agasajarlos. Esa incomodidad permanente es transmitida con vidrios y espejos que distorsionan su imagen, en una expresión visual de su falta de claridad para comprender el entorno. Su fisonomía también irá cambiando con el desarrollo de la trama en este camino de autoconocimiento: la camisa será suplantada por una remera, su barba recortada vira a una desaliñada, y su cabello pasa de peinado a desprolijo. Una transformación necesaria desde un estado transitorio a uno definitivo cuando el personaje comienza a «meter las botas en el agua», como le sugiere su padre.
El suplente hace una descripción certera de las dificultades de la educación en contextos marginales, gracias a la participación de actores de experiencia (a los que suma Rita Cortese como la directora de la institución educativa, Bárbara Lennie como su exmujer y María Merlino, como una profesora que lo ayuda a ingresar a la comunidad), junto con una gran cantidad de actores no profesionales.
Hay una genuina descripción de las tensiones ejercidas al interior de las instituciones educativas, con docentes que cruzan miradas reaccionarias y progresistas, la influencia del narcotráfico en las escuelas, las fuerzas de seguridad que tratan a los chicos como potenciales delincuentes, y el Ministerio que pone bajo la lupa de todos los conflictos suscitados al personal docente.
Lerman describe la problemática social pero siempre desde el contraste de mundos con su protagonista, un personaje en constante aprendizaje desde su rol de suplente. Y lo hace con un film dinámico, inteligente y efectivo.