6 de septiembre de 2022
En la Sala Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación «Floreal Gorini» se realizó un conversatorio en homenaje a los 100 años del libro Trilce, el gran poemario de César Vallejo, el inigualable escritor peruano. La presentadora fue Susana Cella (coordinadora del Departamento de Literatura del CCC) y los invitados fueron los poetas Miguel Ángel Zapata (Perú), María Ángeles Pérez López (España) y Daniel Freidemberg (Argentina).
Cella comenzó presentando a los participantes e hizo un resumen de Vallejo, habló de la cantidad de giros lingüísticos que tiene el libro, de su vigencia hasta el día de hoy, de la vida dura que tuvo.
Luego tomó la palabra Pérez López: «Es una alegría inmensa participar de esta actividad. Se cumple el centenario de Trilce, un libro que sigue estando tan presente hasta el día de hoy. Se ha dicho que es el libro más hermético y más complejo de la poesía de la lengua en español. Es imprescindible para la poesía toda. Es una construcción verdaderamente inagotable. Quizá sea el libro del futuro, quizás haya sido escrito para el futuro».
A continuación fue el turno de Freidemberg quien mencionó: «Que alegría participar en este festejo por los 100 años de este libro decisivo, único, irradiador, en la poesía de América Latina. Cómo decirlo, Vallejo se me escapa, esta escritura, esto que me sale al paso cuando vuelvo a su poesía, siempre se me escapa. Cuando tengo que decir algo sobre la poesía de Vallejo, lo elaboro, lo pienso, lo anoto, lo relaciono con un montón de cosas, y cuando voy al texto de Vallejo me digo y esto qué tiene que ver, esto es más, no alcanza la cuenta de eso que aparece como una irrupción, potente y siempre disruptiva como es su escritura». Y luego finalizó: «Creo que Vallejo está más que vigente. ¿Por qué? Porque fue más a fondo en lo que buscaba y además es el primero que pone en juego muchas cuestiones de lo que nos concierne a los seres humanos que son eternas. Se vuelve siempre a Vallejo porque es inagotable, como decía Aníbal Troilo de su barrio, siempre estoy llegando… Bueno, a Vallejo siempre se está llegando».
Para concluir la jornada, Zapata destacó: «Al leer la poesía de Vallejo, descubrimos que no es solo la exploración de la conciencia del lenguaje, tampoco la práctica de un objetivo correlativo como proponía él; su poesía contiene una letanía de voz, una corrupción reticente a elegir una forma fija de expresión. El sonido de su voz no imita el objeto que representa, lo transfigura. Vallejo no creó una poesía del lenguaje, sino más bien una poesía de la vida y por la vida».