30 de julio de 2023
Tarde hermosa de invierno primaveral. En la mesa del café, la escena de siempre, con los singulares matices ocasionales, entre ellos: Rebequita y Tobías, dos extraños amantes.
–Tobías, mi insoportable levedad del ser o no ser, mi burgués pequeño pequeño, mi joven Frankenstein, mi misión imposible parte 3, mi locura en el oeste, mi amor en tiempos del cólera por quien doblan las campanas mientras la ciudad duerme aunque amanece que no es poco en un día muy particular en el que celebra que nos habíamos tanto…
–Rebequita, una mujercita inolvidable, ¿acaso te ha dado una indigestión cultural que te lleva a enhebrar cinematográficamente las palabras?
–¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¡Me siento como esas mujeres al borde de un ataque de nervios, y eso que no estoy con la delgada línea roja! Sos el eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Yo puedo hablarte de las cosas del querer, del amor sin barreras, de la atracción fatal que arde París, y vos seguís ahí, con la elegancia de un erizo, perdido en la noche, tonto y retonto, al borde del abismo.–Pero, ¿qué pasa Pussycat? ¡Mamma mia!
–Ah… pero esto es peor que Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo y Freddy Kruger 3, juntos. Esto es el Apocalipsis now, el apocalypto, el día que paralizaron la Tierra. ¡Recuerdos, Tobías, recuerdos!, no te hagas el bananas ni el dormilón, porque acá mucho sueños de seductor, pero no te acordás de la fiesta inolvidable. ¡Sos un flor de cactus!
–Pero Rebequita, oscuro objeto de deseo, ángel exterminador, pasión morbosa, fantasma de mi libertad, discreto encanto de mi burguesía…
–No te me abuñueles, no te me hagas el trufó, que por más monicelli que te viscontis, yo te conozco, Fellini.
–Por favor, Rebequita de mis pesadillas de Fredy, paremos esto que ya es la odisea del espacio… ¿Por qué me hablás así?
–Para, pequeño gran hombre, cupido motorizado, recordarte que hoy, exactamente hoy, ¡es el aniversario de aquella vez!
–¿De aquella vez? ¿Cuál aquella vez?
–¡Ah, no! ¿Ahora me vas a decir que en tu vida tuviste muchas «aquella vez»? Ni siquiera me traés flores robadas en los jardines de Quilmes. Sos un sátrapa del imperio romano, un depredador, un terminator, un… ¡un hombre!… y yo…¡una mujer! «Un hombre y una mujer», ¿no te suena?
–Sí, eh…. Es una película que vimos juntos la primera vez que fuimos al cine.
–¡Y hoy es el aniversario, King Kong sin redención! Y él no se acuerda, para él es como lo que el viento se llevó.
–Ay, Rebequita… ¡perdón!
–¡Ves que no me querés, ves que no me querés!
–¿Por qué decís eso?
–Porque… ¡amar es nunca tener que pedir perdón!