2 de julio de 2023
Los profesionales de la salud no escapan a la situación económica que aqueja a gran parte de la población, pero padecen algunas situaciones particulares que merecen la atención. Sus ingresos se han deteriorado seriamente, tanto los honorarios por consulta que pagan las obras sociales y prepagas como los sueldos públicos y privados de aquellos en relación de dependencia.
Una consulta abonada por las obras sociales y prepagas oscila entre 1.500 y 2.500 pesos a valores de junio de 2023. En promedio, se acerca a los 2.000 pesos. Esto representa, a valores del 20 de junio, 8 dólares si tomamos la cotización oficial y 4 dólares con la del dólar paralelo. Como valor de referencia regional y europeo, la consulta en Uruguay equivale a 25 dólares; en España, 22; y en Brasil, también 22.
La cuota mensual de una empresa de medicina privada en la región y en Europa oscila entre 70 y 100 dólares por persona. En la Argentina, los costos de las prepagas oscilan entre 88 y 119 dólares, tomando como referencia el dólar paralelo. En consecuencia, surge con claridad que en el caso de las prepagas el importe de la consulta es entre tres y cuatro veces inferior al que reciben médicos de países vecinos y de algunas naciones europeas, mientras las cuotas que estas empresas les cobran a los usuarios son similares a las de otros países.
Lo que está devaluado es el honorario médico, con el agravante de que los profesionales cobran sus honorarios entre 60 y 120 días después de la facturación. Mientras tanto, las prepagas cobran las cuotas a sus asociados a mes vencido, cuando el interés de un plazo fijo llega al 97% anual. Cabe agregar que los médicos pagan a mes vencido a sus secretarias, las cargas sociales, las expensas y los alquileres de sus consultorios.
La digitalización de historias clínicas, órdenes y recetas representa además una carga adicional no cubierta por la consulta y un costo importante en equipamiento de tecnología, a cargo de los profesionales.
Esto ha ocasionado dificultades para obtener turnos cercanos en el tiempo, además de obligar, en algunos casos, al cobro no deseado por los médicos de copagos (como forma de cubrir costos) y al drástico abandono de la profesión por varios colegas.
El sueldo promedio nacional de los médicos de la administración pública es de 170.000 pesos a marzo de 2023, con importantes variaciones hacia abajo en provincias del noroeste y del noreste. Existen cargos adicionales no remunerativos que pueden elevar este promedio en algunas jurisdicciones, pero el ingreso redondea los 200.000 pesos en promedio. Una suma que apenas alcanza a cubrir una canasta básica, fijada en 203.000 pesos por el Indec en mayo de 2023. Esta situación explica la renuncia masiva de pediatras en el Hospital Sor Ludovica de La Plata, por ejemplo, que deja sin médicos de guardia a esta y a otras instituciones.
La formación de un médico requiere de seis años de facultad. Y luego la formación en residencia o concurrencia, que implica otros tres o cuatro años. Ser un profesional de la medicina implica cerca de diez años de formación. Los médicos recertifican obligatoriamente sus habilidades cada cinco años. La participación en entidades científicas, congresos y capacitaciones requiere de un importante desembolso de dinero. El seguro de mala praxis, obligatorio, también.
Todo esto lleva a que la profesión no sea rentable y aparece la decepción después de tanto esfuerzo. Según la Confederación Médica de la República Argentina, el 15% de los profesionales médicos ha abandonado la atención de prepagas y obras sociales. Un número de entre el 1% y el 3% ha emigrado y otros han directamente abandonado la profesión. La falta de organizaciones gremiales fuertes a nivel nacional impide mejorar las condiciones salariales y laborales, como lo han logrado otros trabajadores.
Muchas veces en el sector público se prioriza la infraestructura y el equipamiento hospitalario, pero no el recurso humano, imprescindible en el acto de salud. Lo mismo ocurre con enfermería y el resto del personal de salud. Y en el sector privado se acuerdan con el Gobierno los valores de las cuotas de los asociados, pero no el valor del pago a los profesionales.
Todo esto está llevando a la desjerarquización de la profesión médica y a una disminución de la calidad prestacional. Insumirá muchos años revertir las consecuencias de esta situación.
Es preciso recordar el papel que los médicos y el resto del personal de salud jugaron en la fase aguda de la epidemia de covid. La deuda con los profesionales de la salud no ha sido aún reconocida suficientemente. Muchos médicos pagaron con su vida el hecho de haber estado en primera línea en las terapias intensivas con los enfermos graves; además del profundo deterioro psicofísico que significó cubrir la pandemia.
Subestimar esta situación es un grave error que la población pagará con una menor calidad del servicio de la medicina. Argentina es el único país de la región que tiene tres premios Nobel de Medicina (Houssay, Leloir y Milstein) y una historia de prestigio y excelentes profesionales que han destacado al país. Olvidar la historia, ignorar el presente, es negar el futuro de tan importante profesión, con sus graves consecuencias. Es hora de saldar la deuda de salud con los profesionales y con la población.
Pronóstico reservado. La situación de los trabajadores de la salud es crítica tanto en el sector público como privado.
Foto: Kala Moreno Parra