18 de abril de 2023
Surgida de la necesidad de encontrar una salida laboral compatible con la maternidad, la cooperativa elabora productos capilares veganos y amigables con el medioambiente.
Blanco Encalada 5032. Di Pilla, Ibáñez, Álvarez y Carnevali en el pintoresco local de la entidad.
Foto: Guido Piotrkowski
«Una cooperativa de mujeres madres». Así definen las integrantes de Búfala a su proyecto de cosmética sustentable, de calidad y a precio justo. El local de Blanco Encalada 5032, en el barrio porteño de Villa Urquiza, donde comercializan sus productos veganos y naturales, es a la vez negocio y sala de juegos para las infancias, porque allí también se materna.
«La necesidad de trabajo es nuestro motor. Yo necesitaba trabajar sin dejar a mi hije, entonces empecé a diseñar un proyecto que en principio fue netamente individual. Empecé a producir shampoo sólido vegano y asistía a las ferias para venderlo. Resulta ser que en el camino me encontré con otras con quien compartir ese sentir-necesidad. Así fue que de a poco nos fuimos juntando, bajo este objetivo de ofrecer productos de calidad, con una visión ambiental», cuenta Sofía Álvarez, la impulsora de la cooperativa. Ella es quien dio los primeros pasos en Búfala y después animó a sus compañeras.
A este proyecto, que logra conjugar el cuidado del medioambiente con el cooperativismo lo atraviesa de lleno la realidad de muchas mujeres: las tareas del cuidado en casas monoparentales o donde los varones todavía no asumen sus responsabilidades, y la necesidad de salir a trabajar para sostenerse económicamente sin dejar de maternar.
Desde 2016, «las búfalas» se dedican a la cosmética natural. Se especializaron en productos para el cabello y son reconocidas en el ambiente ecosaludable por su producto estrella: el shampoo sólido. Un innovador producto en barra de gran calidad, libre de tóxicos y crueldad animal. También producen acondicionador sólido y cremoso; crema de peinar; mascarillas regeneradoras, gel y accesorios. Todos los productos son naturales, veganos y certificados.
Búfala es fábrica y laboratorio, es tienda online (www.bufalacapilar.com) y atención al público, pero también es lugar de cuidado para las infancias que las rodean: «Todas nosotras estamos en contexto de maternidad monoparental, así que a todo lo que ven tenemos que sumarle la complejidad y el desafío de crecer mientras maternamos, porque queríamos ser madres presentes y mujeres emprendedoras», dice Álvarez. «Al principio era todo caótico pero bello. El espacio de trabajo era también el espacio de crianza y juegos. Éramos tres compañeras con cinco hijes en total, de entre uno a cinco años. Una locura hermosa trabajar así, pero ¿cómo sería de otra manera? Todo lo hacemos maternando», señala Bárbara Di Pilla, integrante de la cooperativa. En tribu, con el trabajo como sostén y envión, confluyen el desarrollo profesional, la necesidad laboral y la maternidad presente.
Estilo propio
La propuesta de Búfala es clara: ofrecer un producto de calidad, en armonía con el medioambiente, cooperativo y con un estilo propio. «La apuesta es a la sustentabilidad de la marca. Tratamos de cuidar los desechos y de capacitarnos para reducir cada vez más el impacto ambiental que generan nuestros productos», explica Sofía.
Ellas se definen como autodidactas. Y lo son. Cada aprendizaje que incorporan, desde sus primeros pasos en la cosmética capilar, con una conciencia socioambiental, hasta la comercialización y las alianzas estratégicas, se da de a poco, casi de forma intuitiva, pero con dedicación y responsabilidad. «Cuando me sumé al proyecto no tenía idea de nada, no sabía de cosmética capilar y ahora me voy convirtiendo de a poco en una experta», dice entre risas Nadia Carnevali, mientras pega etiquetas a los envases de shampoo que pronto estarán a la venta.
«Trabajamos a la par, sin capital mayor que nuestra fuerza de trabajo. De forma horizontal y asamblearia, tomamos las decisiones», cuenta Silvia Ibáñez, la última asociada en sumarse al proyecto.
Lo que vino después fueron las alianzas y las redes. Y así la cooperativa va ampliando sus horizontes. Ahora, además de fabricar y comercializar sus productos capilares, desarrollan proyectos para otras marcas, empresas y entidades públicas. Esta intensa actividad puede seguirse a través de su cuenta de Instagram, @bufalacapilar. «Tenemos que seguir alimentando esta cooperación –concluye Álvarez–. El mundo capitalista se encargó de generar mucha desconfianza hacia el otre y el cooperativismo habla de una oportunidad de sanar el registro. Realmente podemos ayudarnos y cooperar entre nosotres».
Deberían incorporar entre los medios de pagos alguno cooperativo, como SiPago, en vez de Mercado Pago.