16 de enero de 2023
El productor estrella de la escena urbana local pisa fuerte en los festivales multitudinarios y proyecta el impacto de sus «Music sessions» a escala global.
Tendencia. De tocar «Jijiji» con el guitarrista del Indio Solari a componer junto a Shakira, su carrera produce noticias todas las semanas.
Foto: Télam
La vida de un artista de la nueva generación vuela. Cuando Gonzalo Julián Conde estaba terminando la secundaria no sabía qué iba a ser de su vida. Y por esa época comenzó a ver que en Twitter algunos chicos decían que estaban cursando con Bizarrap. Hablaban de él, claro. Decidió que iba a ser productor y empezó a estudiar piano. No quería tocar, quería saber cómo componer música. Hoy la carrera del joven productor estrella nacido en Ramos Mejía hace 24 años entrega novedades semana tras semana. La más reciente fue su colaboración con Shakira: una bomba pop que provocó una onda expansiva de alcance global.
Como todo adolescente vinculado al rap y a la música electrónica, también había pasado sus buenos ratos en distintas plazas tirando algunas rimas improvisadas y escuchando lo que hacían los demás. Con la explosión del Quinto Escalón, la batalla de freestyle más importante de Buenos Aires, supo que había encontrado una ventana y proyectó su primera idea: hizo un remix con algunas de sus batallas preferidas. El impacto fue total e instantáneo. Y a las pocas semanas había raperos pidiéndole su propio remix. El de Duki, «No vendo trap», lo catapultó a una nueva altura.
El siguiente paso fue desarrollar su propio mundo, convertirse en productor con sus herramientas y a su manera. Así nacieron las «Music sessions», una bomba masiva que en cuestión de meses hizo que su canal de YouTube obtuviera más de un millón de suscriptores. La primera sesión de freestyle salió en noviembre 2018. Bizarrap lo quiso grabar al rapero Kódigo con lo que tenía a mano. No sabía ni cómo hacerlo. Llamó a un amigo que hacía video y tenía algunas luces y le dieron para adelante en su propio dormitorio. «El empapelado está desde que tengo doce años. Parece una joda pero es la verdad. Quedó y se convirtió en parte de mi esencia», dijo en el reconocido programa Caja Nagra. Y así se volvió una estética de marca, con el desarrollo visual de un producto de exportación. El mensaje era claro: «Cualquier chico puede hacer algo grosso desde su pieza». Una relectura más bien intuitiva del do you yourself de la cultura punk.
Perlas y diamantes en bruto
Al igual que al cantante de la banda La Mosca, a Bizarrap se lo reconoce por sus gafas de sol. No existen fotos de sus ojos. Un dato de su pasado: cuando sus primeros videos multiplicaban los clics en YouTube, él miraba de reojo desde un banco de universidad. Antes de ser productor, fue estudiante de marketing en la UADE. Mucho azar pero también un alto grado de desarrollo orgánico en su trayectoria.
Generó a partir de sus convocatorias un gran portfolio de toda la escena urbana, primero argentina y luego iberoamericana. En ese marco, uno de los hits de 2021 fue la sesión con L-Gante, el cantante del género cuyo lema es «cumbia 420 pa’ los negros». Bizarrap lanzó al estrellato a un artista que, hasta ese momento, no era tan conocido por fuera del circuito. Otro de los últimos hits masivos de Bizarrap es el que grabó junto a Nathy Peluso, la estrella argentina educada en Madrid. A un año y medio de su lanzamiento ya tiene más de 353 millones de reproducciones. Aquí fue el revés: Peluso hizo posible que a Bizarrap lo conocieran en España, cuna del trap y la música urbana.
Una de las grandes transformaciones de su carrera comenzó con el traslado de su estudio-pieza al escenario. De alguna manera, su nombre era objeto de deseo en los eventos donde más recauda la música actualmente: los grandes festivales y las giras. Así es como Bizarrap encontró un lugar de privilegio frente a audiencias multitudinarias. No termina de ser un DJ que toca en vivo, sino más bien un productor que musicaliza sus propias creaciones con algunos efectos de sonido.
En ese marco entregó una perla histórica. Ocurrió en la última edición del Lollapalooza en Argentina, cuando el productor invitó a Gaspar Benegas, el guitarrista de Los fundamentalistas del aire acondicionado, la banda de Indio Solari. Benegas tocó el solo de «Jijiji» de los Redondos, mientras la base era lanzada desde las bandejas de Bizarrap. El pogo más grande del mundo quedó en manos del productor. Más tarde vendría su excursión en el Lollapalooza París; su primera gira europea fue de 100 días, actuando por más de 20 ciudades y ante más de 450.000 personas.
En los últimos tiempos sus logros se multiplicaron. Mientras que en 2020 fue el artista argentino más escuchado a nivel global, en 2021 sumó cuatro nominaciones a los Latin Grammy, incluyendo las categorías mejor productor y mejor artista nuevo. Bizarrap se posicionó como el máximo exponente de la música argentina en el mundo, con éxitos como la BZRP Music Sessions #49 con Residente, donde bardean explícitamente al cantante J Balvin; y la BZRP Music Sessions #23 con Paulo Londra, postergada por los problemas legales que afrontó el trapero cordobés.
En 2022 su lanzamiento junto a Quevedo (una de las figuras de la música urbana española), la Music Sessions Vol. #52, se convirtió en la canción más escuchada del mundo, manteniéndose más de 55 días en el puesto 1 Global de Spotify. Además cerró el año con dos colaboraciones exitosas junto a Duki: la Music Sessions #50 (otra cuenta pendiente saldada) que debutó en el top 3 global en Spotify y «3 estrellas en el conjunto», canción homenaje a la selección argentina por su tercera Copa Mundial.
Van apenas un par de semanas de la temporada en curso, pero Bizarrap ya es noticia tanto en medios musicales como en las páginas de sociedad y deportes. Lanzó una Music Sessions junto a Shakira (ver nota aparte) y le ganó una apuesta a la estrella de la Roma y campeón del mundo Paulo Dybala. Durante los octavos de final de Copa Italia, el delantero cordobés le dio el triunfo a su equipo y en el festejo, además de hacer su gesto característico con el índice y el pulgar tapándose la cara, le agregó la gorra negra de Bizarrap. Porque el productor también entiende eso: no es solo cultura, la vida en el siglo XXI también es tendencia e imagen.