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Compleja convivencia

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San Telmo es el barrio más pequeño –tan solo 1,2 kilómetro cuadrado– y uno de los más antiguos de la Ciudad de Buenos Aires. Los domingos, 10 cuadras de su superficie se colman de visitantes que tienen como destino la Feria de Antigüedades y Artesanías, eje de la convocatoria que revela la convivencia de distintas clases sociales y tendencias culturales. Turistas, artistas y empresarios, artesanías, antigüedades y diseños de vanguardia, parrillas al paso, pizzerías y gastronomía gourmet conviven en armonía.
Habitado en sus orígenes por familias patricias tradicionales, la epidemia de fiebre amarilla de 1871 impuso un cambio profundo al naciente barrio. Los enormes caserones –abandonados por sus propietarios, quienes se trasladaron hacia la zona norte de  la ciudad–, comenzaron a ser alquilados por inmigrantes europeos que llegaban a «hacerse la América». Así nacieron los conventillos rentados, donde convivían numerosas familias hacinadas, compartiendo espacios comunes. Aquel carácter cosmopolita del barrio se fue acrecentando con el paso del tiempo, e incluso se hizo más complejo y con muchos contrastes. El San Telmo de hoy alberga no solo distintas nacionalidades, sino también un inmenso abanico de clases sociales, que va desde familias en situación de calle o casas tomadas hasta hoteles boutique y modernos edificios de viviendas y oficinas.
Sobre la calle Humberto Primo está el histórico edificio del Ex Padelai (Patronato de la Infancia) que hace 3 años fue recuperado por las familias de la Cooperativa San Telmo, quienes en 2003 habían sido desalojados a bastonazos por el Gobierno porteño. A solo 50 metros se emplaza un exclusivo hotel boutique con piscina en su terraza y un restaurante de alta gastronomía vasca en su planta baja. «El Gobierno de la Ciudad comenzó a responder a los reclamos de la asociación y de los vecinos recién en 2014, luego de muchos años de abandono. En los 90 San Telmo era un barrio donde vivían personas de clase media y baja, y a excepción de la feria de los domingos en Plaza Dorrego, no existía ningún tipo de movimiento. Desde 2003, muchas de la propiedades abandonadas u ocupadas fueron recuperadas y puestas en valor por sus dueños, incrementando el valor inmobiliario de la zona», sostiene Edio Bassi, secretario general de la Asociación de Comerciantes del Casco Histórico. En diciembre pasado –y en el marco del Plan de revalorización del casco histórico– el Gobierno porteño desalojó de la Plaza Cecilia Grierson a 80 personas que vivían en el predio desde hacía 23 años en casas prefabricadas. Además de la refacción de las demacradas veredas y luminarias y la controvertida –por su enrejado– remodelación del parque Lezama, el Plan prevé la construcción de un Metrobús entre Plaza de Mayo y La Boca, para cuya traza se deben desalojar y demoler 10 edificios ubicados sobre la avenida Paseo Colón. Seis de ellos son centros culturales o de educación popular.
San Telmo en la actualidad goza de una creciente y rica actividad turística, cultural y comercial, sin perder su identidad y diversidad sociocultural. Sin embargo, su desafío presente y futuro es resolver la compleja convivencia que este proceso demanda.

—Texto y fotos: Kala Moreno Parra

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