20 de noviembre de 2022
Llegó la hora de la verdad en un mundial plagado de candidatos y con figuras como Messi, Mbappé y Neymar. El consenso que genera la selección de Scaloni.
Esperanza. Messi junto a Di María y De Paul, en un entrenamiento previo al debut argentino.
Foto: AFP
Un debate lateral que se propone por estas horas, en el inicio de Qatar 2022 sobre la selección, es acerca de cuál fue el antecedente más cercano a este consenso que genera el equipo de Lionel Scaloni. Es cierto que para Corea-Japón 2002 la Argentina se abría paso como candidata después de unas eliminatorias furiosas en las que había sacado buena ventaja, pero el vínculo con los hinchas era diferente. En Alemania 2006 hubo un equipo que entusiasmaba, producción de José Pekerman, y en 2010 estaba nada menos que Diego Maradona en el banco. Para Brasil 2014, la selección llegó a una final –ay– y enamoró ahí pero no había un fuego previo. Y Rusia 2018, ya sabemos, todo fue un caos, antes, durante y después. En todos estos últimos se repite un solo nombre, el de Lionel Messi, y ahí hay algo que acaso lo cambia todo. La felicidad de Messi derrama sobre los hinchas.
Todo mundial tuvo su momento de triunfalismo, la idea de que la Argentina va directo a ganarlo. Pero el triunfo en la Copa América sobre el césped del Maracaná alimentó esas esperanzas y le entregó al equipo un estado de bienestar que le permite llegar más liviano al mundial. Eso es lo que también recae sobre los hinchas, hay un goce del equipo. Se vio en los últimos partidos de las eliminatorias, se vio contra Italia en Wembley, en cada aparición de sus jugadores, y hasta las series que se produjeron, por caso la última y más resonante, Sean eternos, que muestra la intimidad de la victoria continental, con la arenga de Messi antes de la final ante el local Brasil.
Si la selección argentina llega de esa manera a Qatar, con dos copas ganadas y un invicto de 36 partidos, hay que observar alrededor, a sus rivales, que no son solo los del grupo –Arabia Saudita, México y Polonia, los primeros en el paso a paso mundialista– sino también los que buscan lo mismo. Qatar 2022 es un mundial plagado de candidatos y figuras. También de posibles sorpresas. «Hay como diez candidatos a quedarse con el título», dijo Lionel Scaloni, consultado sobre los favoritos a levantar a la copa. Y quizá haya más.
Hay que contar a Francia, la que defiende la copa, pero que llega golpeada con su mediocampo desarmado, sin Ngolo Kanté y Paul Pogba, la sala de máquinas del equipo de Didier Deschamps. Hay que contar a Alemania, que perdió a Timo Werner en el camino, pero de hecho era quizá su punto más flojo, un equipo que generaba mucho y tenía poco gol. Y que tuvo una pésima Liga de Naciones. Está España con su recambio de la mano de Luis Enrique, lo que incluyó la baja de Sergio Ramos. Están Inglaterra y Bélgica, semifinalistas en Rusia 2018. Y Portugal, con un Cristiano que juega su último mundial. Hay que sumar a Países Bajos bajo la comandancia otra vez de Louis Van Gaal y que viene de una gran Liga de Naciones. En todas esas selecciones se cuecen problemas, aunque también, se sabe, tienen un potencial futbolístico que las ubica como serias aspirantes a ganar la competencia. Todas han sido protagonistas de los últimos mundiales y representan a Europa, el continente que domina las copas del mundo en los últimos 20 años.
Puntos fuertes
Están todas esas y está Brasil, uno que también sueña con jugar la final del 18 de diciembre en el Estadio Lusail, con capacidad para 80.000 personas, en Doha. La selección de Tite, que lleva seis años en un cargo que dejará una vez que finalice Qatar 2022, es la gran favorita por su forma de aterrizar en Medio Oriente. Su poderío está en los nombres y en el juego. Dejó afuera a jugadores como Firmino y Gabigol. Pero todo lo excede. Neymar es su norte. Y tiene pocos puntos flojos. Primero en el ranking FIFA y clasificados invictos en las eliminatorias sudamericanas, su tránsito en estos años solo se vio frenado por una selección, la Argentina, y nada menos que en la final de la Copa América y sobre el Maracaná. Ahí también radica una idea Argentina. Cuando se cruzó con un poderoso en un partido clave, lo ganó.
Pero ahí están los nombres que hay que seguir en este mundial. Messi, Neymar, Cristiano, el inglés Harry Kane, el neerlandés Virgil Van Dijk, los franceses Kyliam Mbappé y Karim Benzema, el belga Kevin De Bruyne, el uruguayo Darwin Nuñez (Uruguay, si bien no está entre el lote de candidatos, siempre es una amenaza para cualquiera), el polaco, y cuidado con Pedro, el joven de España. La lista es amplia y posiblemente también se destaquen otros nombres, de esas y otras selecciones.
Para la Argentina comienza una aventura que tiene a Messi en el centro pero donde también hay un equipo. La pérdida de Gio Lo Celso fue dura para Scaloni. Un jugador que no tiene reemplazo, dijo. Y no. Buscará alternativas. Pero ese mediocampo salía de memoria. Hay también un grupo que se fogueó en Ezeiza, que se fortaleció en la Copa América y que se juramentó Qatar.
Lo que comienza este domingo será un mundial distinto por varios motivos. Por el lugar, primera vez en Medio Oriente. Por el calendario, extraño para este evento. Y porque se junta con la temporada. Habrá cansancio, ¿pero habrá también mayor ritmo de juego? Se espera de Qatar un gran nivel. Pero se sabe que el fútbol siempre se reacomoda y hace lo que quiere. Sobre todo en un mundial.