17 de noviembre de 2022
Alberto Fernández cerró un nuevo acuerdo con China para reforzar las reservas monetarias y destrabó fondos para las represas de Santa Cruz. Diálogo con Georgieva.
Contacto. El presidente argentino, tras reponerse de un problema de salud, se reunió con su par de China, Xi Jinping
FOTO: MARIA EUGENIA CERUTTI
Las condiciones básicas para mantener el ritmo de crecimiento productivo y encarrilar a la vez aspectos aún irresueltos, como la alta inflación y el deterioro de los ingresos populares, fueron analizados esta semana por Alberto Fernández con dos referentes de primer nivel mundial.
El presidente mantuvo reuniones clave en Bali, Indonesia, con su par de China, Xi Jinping, y con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. En el primer caso los resultados lucen por sus efectos inmediatos, en términos de divisas que llegarán para abultar (por vía de swap) las reservas monetarias. Así como también se destrabaron recursos para las represas santacruceñas.
Con la directora gerente del FMI, en tanto, la conversación constató el cumplimiento de lo acordado en la renegociación de meses atrás, aunque sigue pendiente la flexibilización solicitada por el Gobierno, ante el empeoramiento del contexto general debido a la guerra Rusia-Ucrania.
Durante la reunión del Grupo de los 20 en la isla del sudeste asiático se anunció la ampliación del swap de monedas que mantienen el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el Banco Popular de China. El ministro de Economía, Sergio Massa, precisó que el convenio vigente desde 2009 se extenderá al equivalente de otros 5.000 millones de dólares de libre disponibilidad. Hasta el momento, el swap representa un monto de 18.500 millones de dólares, que cuentan en las reservas brutas del BCRA, pero no se pueden utilizar con otros fines, salvo en una mínima parte. En ese sentido, el titular de la cartera de Hacienda destacó el «cambio sustantivo» en la nueva operación, toda vez que las divisas extra podrán ser utilizadas en las transacciones comerciales y del mercado de cambios.
La decisión del Gobierno chino refuerza «la posibilidad de disponer de más herramientas para garantizar, sobre todo, las importaciones de las pequeñas y medianas empresas, de las industrias argentinas, que a veces tienen el temor de no poder acceder a los dólares», dijo Massa.
Como efecto directo, el acuerdo permitiría compensar parte del déficit en la balanza comercial con China, proyectada para este año en unos 8.000 millones de dólares.
Igualmente relevante fue el compromiso del gigante asiático sobre el pronto desembolso de unos 1.300 millones de dólares, casi un tercio del financiamiento total, establecido en 4.174 millones de dólares, para sostener la construcción de los emprendimientos hidroeléctricos Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, sobre el río Santa Cruz. El avance que registran las obras es del 22,8% y del 35,4%, respectivamente.
Reclamos al Fondo
En el último tramo de su gira, que había comenzado la semana anterior en el Foro por la Paz celebrado en París, donde fue recibido por el presidente francés Emanuel Macron, Fernández recibió de Kristalina Georgieva la congratulación por el «rumbo exitoso» del acuerdo de refinanciación que en su momento pactó el exministro Martín Guzmán.
El punto obligado del encuentro fue el análisis de los múltiples impactos causados en todo el planeta por la guerra ruso-ucraniana. Entre esas consecuencias se mencionó el repunte inflacionario a nivel global y la implementación en los países desarrollados de políticas monetarias contractivas, que elevaron el costo de financiamiento para los emergentes, en un contexto de creciente inseguridad alimentaria y energética.
Ese cuadro más convulsionado habilitó al presidente Fernández a insistir, más allá de haberse aprobado la segunda revisión trimestral del programa argentino, en el planteo para que se reduzcan los sobrecargos que abonan los países que incurrieron en retrasos en el pago de créditos del FMI. Tal es el caso local, luego del megaendeudamiento del país durante la gestión de Mauricio Macri.
La novedad en este punto es la coincidencia del G-20 en la necesidad de que se reduzcan o eliminen esos sobrecargos. Serían obvios los beneficios para la Argentina (caerían a la mitad los pagos por intereses) si se aflojara por esta vía el apretado corset de los compromisos asumidos.