15 de diciembre de 2022
El Parque Nacional Ansenuza ‒en el noroeste cordobés‒ comprende un área protegida de cerca de 600.000 hectáreas que incluye una parte de la Reserva Provincial de Usos Múltiples Bañados del Río Dulce. En esa zona vivien 250 familias campesinas, cuya práctica ancestral de supervivencia es la trashumancia de sus ganados (vacuno, caballar, ovino y caprino), que «mueven» durante el año en busca de pasturas naturales y agua a campos comunitarios, para volverlos a tierra firme cuando se inundan los bañados. «Nosotros empezamos sufrir desalojos y conflictos en nuestras tierras, porque aparecieron los alambrados y reclamos de supuestos dueños», relata José Báez integrante de la Asociación Civil Costeros Unidos en La Rinconada. «Nos organizamos en 2015 y reclamamos sostener la trashumancia, no por tradición sino como necesidad». Las comunidades costeras reclaman respeto a los caminos de arreo y los campos de uso común, con reconocimiento de las áreas campesinas para la soberanía alimentaria.