28 de enero de 2023
Un método experimental desarrollado en India y Estados Unidos podría convertirse en un punto de inflexión en la historia de la salud reproductiva.
No hormonal. El nuevo método consiste en la administración de dos sustancias.
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El posible lanzamiento para este año del primer método de anticoncepción para los varones marcaría sin dudas un punto de inflexión en la evolución de la salud reproductiva. Es que, históricamente, la anticoncepción recayó en las mujeres, y aunque en 1970, diez años después de la aparición de la píldora anticonceptiva femenina, comenzaron las investigaciones para el desarrollo de alguna opción similar para el hombre, hasta hoy no existe en el mercado una alternativa comparable.
«Yo no sé si será en 2023 porque estos estudios llevan su tiempo, pero si es en dos años será más que bienvenido, si pensamos que hace cincuenta años se está tratando de tener un método», afirma Patricia Cuasnicú, doctora en Ciencias Químicas e Investigadora Superior en el Instituto de Biología y Medicina Experimental, IBYME, dependiente del CONICET. Se refiere a un novedoso método no hormonal, estudiado desde hace una década en institutos de India y Estados Unidos, que se administra mediante una inyección con dos sustancias. Esta combinación forma un gel que, como una especie de tapón, impide, por bloqueo mecánico, el pasaje de los espermatozoides. Es decir que funciona como una oclusión del vaso deferente. Los ensayos clínicos, llevados a cabo sobre un grupo reducido de voluntarios, son prometedores, ya que evidenciaron una eficacia superior al 95%.
Sin embargo, para ser realmente anticonceptivo, no solo debe demostrar efectividad sino también reversibilidad, que, en este caso, se ha logrado con la aplicación de otra inyección con bicarbonato de sodio y agua que diluye el gel y permite nuevamente el pasaje del esperma. Lo que resta es hacer los estudios en un número importante de individuos para comprobar estas dos condiciones a largo plazo.
En el caso de Estados Unidos, el desarrollo, que estaba en manos de una fundación sin fines de lucro, fue trasladado a una empresa con mayor capacidad económica. En cuanto a si será accesible, la respuesta es positiva, ya que es un método económico cuyo mayor costo está en la investigación para su desarrollo. Por este motivo muchas empresas no han invertido en el proyecto.
Para Cuasnicú es importante desarrollar anticonceptivos masculinos para ofrecer otras posibilidades más allá del condón, ya que la vasectomía no garantiza reversibilidad. «Muchos hablan de la vasectomía como método anticonceptivo, pero si se quiere revertir –lo que se hace con otra cirugía llamada vasoanastomosis– tiene un éxito del 50%. Entonces, si no se logra, es una esterilización», agrega. Cabe mencionar que solo en Estados Unidos se practican 500.000 vasectomías anuales y hay 60 millones de vasectomizados en el mundo. «De modo que ahí hay un nicho, hay una población de hombres que están dispuestos a hacerse esta cirugía y muy probablemente entonces a usar un método anticonceptivo reversible», explica Cuasnicú.
Argentina, involucrada
Son contados los laboratorios en el mundo que están trabajando en anticoncepción masculina. En Argentina, es en IBYME donde investigan el tema desde hace 40 años. En este sentido, Cuasnicú explica que están dedicados al desarrollo de un método no hormonal que, en vez de interrumpir la salida de los espermatozoides por el vaso deferente, interfiere con su maduración cuando desde el testículo pasa por el epidídimo y adquiere la capacidad de moverse, reconocer al óvulo y fertilizar. «Nuestro país –dice la doctora– también está involucrado y es importante que la sociedad lo sepa».
Por otro lado, también están en desarrollo alrededor del mundo una serie de métodos hormonales que se basan en inyectar testosterona. Cuando esta hormona es administrada de manera exógena, el organismo lo entiende como una señal y deja de producir la interna, lo que interfiere en la producción de espermatozoides, pero no afecta la libido del individuo. Es seguro, económico y efectivo pero cuenta con varias desventajas como los tres meses que lleva alcanzar la azoospermia, tiempo en el cual se deben usar otros métodos anticonceptivos, a la vez que es necesario realizar análisis continuos para comprobar que haya cero espermatozoide en el semen. Además, como los métodos hormonales femeninos, los masculinos también pueden ocasionar efectos secundarios.
Así como para la mujer existen varias opciones, tanto hormonales como no hormonales, Cuasnicú asegura que lo mismo debe suceder con los varones no solo para cubrir las necesidades o preferencias de cada persona, sino para por una cuestión de equidad. «La anticoncepción no es un tema solo de la mujer y la planificación debe ser compartida. En estos años han habido muchos cambios importantes y muy bienvenidos que lo demuestran. Además, si la mujer toma anticonceptivos por muchos años, eso implica un problema para su salud», concluye Cuasnicú.