29 de octubre de 2022
Integrantes de este espacio de experimentación y apertura, su coordinador y el curador de la Sala Vigo reflexionan sobre la cultura como medio de resistencia.
En 2022 se celebran los 20 años del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini en la avenida Corrientes. Todo un festejo y un acontecimiento para la casa cooperativa en la que se desarrollan actividades múltiples, dirigidas principalmente hacia lo social, lo cultural y lo artístico.
Uno de sus Departamentos más importantes es el llamado Ideas Visuales, un área fundamental para la institución, que viene desarrollando actividades de prestigio a lo largo de todo este tiempo.
Los integrantes de este Departamento son Juan Pablo Pérez (coordinador), Laura Lina, Ernesto Pereyra y Alberto Giudici (curador de la Sala Vigo). Giudici comenta a Acción que «los museos, con sus colecciones permanentes y sus salas temporales, son un imán de la cultura y de la historia. En cualquier rincón del planeta. Los espacios culturales, como el nuestro, aportan algo diferente: son una caja de sorpresas –dice el especialista–. La del arte visual que se renueva en la multiplicidad creadora del presente, que entra por los ojos, sorprende y agita el espíritu: desde una propuesta temática y colectiva, pasando por el artista “consagrado” y también aquel que tiene su primera oportunidad de mostrarse. Un espacio de puertas abiertas… Esencialmente comunitario, cooperativo».
Por su parte, Pérez destaca respecto al presente: «En el último tiempo, lo que venimos haciendo –porque así como hubo artistas de renombre, el CCC pone énfasis sobre todo en muchos artistas que no se sienten cómodos–, es darle una oportunidad a los que no encuentran lugar para exponer, que no transitan tanto los espacios de galerías, los lugares más de comercialización de la producción artística». Y después agrega: «En el CCC encuentran un espacio de contención, de experimentación, de apertura, con una calidez y un apoyo que no hallan en otros lugares. Me parece que ese es nuestro lugar de gravitación en la escena del arte».
Más allá de las muestras individuales, que las hay, y muchas, también hay diversas muestras colectivas. Pérez recuerda que «el nuevo Espacio experimental Leónidas Barletta –que fue el histórico Teatro del Pueblo ubicado en la avenida Presidente Roque Sáenz Peña al 900–, hoy vuelve a tener un lugar privilegiado en la cultura porteña y nacional».
«La utopía requiere muchas batallas, pero sin dudas la primera es la batalla cultural», planteaba Floreal Gorini en 2002 en una avenida Corrientes –que había sido cortada para el gran acto de inauguración del CCC– abarrotada de gente. Respecto a esa idea, Pérez reflexiona: «Esta batalla tiene que ver con la utopía, con el intento, con el deseo, con las posibilidades de seguir imaginando, con el poder de los lenguajes artísticos y con sus materialidades, más contundentes, más precarias, más efímeras, más lúdicas». Y luego concluye el coordinador del CCC: «Con eso uno puede configurar o postular nuevas subjetividades que, de algún modo, no sé si triunfan en esa batalla cultural, pero por lo menos salen a resistir con esas banderas. Esa es la lucha y en eso estamos».