1 de mayo de 2022
Netflix
Nuevas vivencias del atribulado Sebastián.
En la segunda temporada de Casi feliz, Sebastián (Wainraich) se muestra tan encantadoramente atribulado e inseguro como siempre y con problemitas en todos los terrenos. Su exmujer (Natalie Pérez) acaba de volver junto con los dos hijos preadolescentes de ambos, desde Barcelona; además, está embarazada de su último novio. Si bien pareciera que entre ella y Sebastián ya está todo dicho, puede que él siga enamorado. En la radio tiene que enfrentar a una nueva directora, bien mandona y manipuladora (genial Carla Peterson) y a su contrincante en la conducción (Benjamín Amadeo). Para complicar más las cosas, su hermano (Peto Menahem) regresa de España de un día para el otro. Compuesta por ocho capítulos de unos 30 minutos de duración, en esta nueva entrega hay una mayor participación de sus compañeros de elenco, lo cual enriquece la trama. El personaje del productor «Sombrilla» (Santiago Korovsky) es desopilante y muy bien logrado. Wainraich y equipo comprenden las situaciones y problemáticas de su generación, como cuando se muestra que los hijos crecen y cuestionan, los desafíos que presenta el trabajo y los roces entre las distintas generaciones. Una comedia costumbrista, con un guion bien logrado, diálogos creíbles y situaciones cotidianas que generan identificación, con la ironía, los claroscuros y la tragicomedia que hacen que esta historia creada por Wainraich, Hernán Guerschuny y Alejandro De Grazia nos deje con ganas de una tercera temporada.