2 de marzo de 2022
El mapa de la industria audiovisual argentina se expande más allá del AMBA y llega a Córdoba, San Luis, Jujuy, Misiones, Entre Ríos, Neuquén y Río Negro.
Detrás de escena. El rodaje de El otro lado, el corto de la directora misionera Camila Acosta, uno de los ejemplos que ilustran la tendencia.
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En los últimos tiempos la producción audiovisual nacional dejó de ser patrimonio exclusivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sus alrededores, para desplegarse por todo el territorio argentino. A pesar de las dificultades planteadas por la pandemia y la recesión económica, el volumen actual de películas gestadas fuera del ámbito del AMBA es muy superior a la que se visualizaba años atrás.
En pos de fomentar la actividad a escala regional, diferentes provincias ya cuentan con leyes específicas. Tal es el caso de Misiones, una de las pioneras en la creación de un Instituto de Cine provincial, el IAAVIM. A la lista se sumaron Córdoba, San Luis y, más recientemente, Entre Ríos, Jujuy, Neuquén y Río Negro.
La filmografía federal en su conjunto se destaca por su renovada estética visual y por el abordaje de temáticas arriesgadas, antes ignoradas por su impronta local. Las historias resultantes lograron captar la atención internacional, ya que fueron seleccionadas en los festivales de Venecia, San Sebastián, Berlín, Biarritz, Róterdam o Guadalajara.
Para el crítico Ezequiel Boetti, las producciones surgidas en el interior introducen nuevos elementos en el cine argentino. «Son otras idiosincrasias, otras maneras de ver la realidad, de pararse en el mundo y eso termina empapando al lenguaje audiovisual», describe.
En este panorama se destacan tres provincias de la Mesopotamia, que aportan figuras propias a los festivales habitualmente dominados por los nombres de reconocidos cineastas. Los entrerrianos Celina Murga, Eduardo Crespo, Nicolás Herzog, Sergio Mazza y Maximiliano Schonfeld, ganador de Biarritz y Mar del Plata con la extraordinaria Jesús López; los correntinos Clarisa Navas y Joaquín Pedretti; los misioneros Iñaki Echeberría, Guillermo Rovira y Augusto González Polo, son solo algunos de los que lograron jugar en las ligas mayores e incluso colocaron sus películas en plataformas como Netflix o Amazon Prime Video.
El fenómeno se consolida con la implementación de políticas audiovisuales locales, muchas veces acompañadas por un fomento a la producción, que apoyan el talento y la creatividad de los directores emergentes y sus equipos técnicos y artísticos.
«En los últimos diez años se realizaron 78 producciones entrerrianas: 48 películas, 12 series para plataformas nacionales y 18 películas de directores de Capital Federal u otras provincias que vinieron a filmar acá y contrataron equipo técnico o artístico. Hoy tenemos 18 proyectos en desarrollo, dos películas terminadas que necesitan fomento para la promoción y otras siete que necesitan ser terminadas», dice el productor y realizador local Guillermo Berger en diálogo con Acción.
Jesús López. Del entrerriano Schonfeld.
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Misiones no se queda atrás: durante el año pasado produjo siete largometrajes de ficción, una serie documental, cortometrajes, videoclips y microrrelatos que hacen una veintena de producciones audiovisuales. «En este contexto, varios de los films fueron reconocidos y premiados en los festivales más prestigiosos del mundo. Al mismo tiempo, otras producciones llegaron a plataformas de streaming internacionales», afirman desde el departamento de prensa del IAAVIM.
La deuda interna
Productora y miembro del Consejo Asesor del INCAA, Paula Mastellone dice que esta tendencia no es exclusiva de una zona en particular sino que abarca a todo el país. «Hay mucha producción independiente: cortos, series y primeras y segundas películas que se produjeron desde 2010. Eso se cortó en 2015 porque el INCAA no abrió más concursos regionales, cambió el plan de fomento y quedó medio mundo fuera. Eran productores con muchas cosas hechas que no podían acceder a nada», señala.
«Con el cambio del plan de fomento nacional del INCAA, nos vimos alejados de la posibilidad de llegar a una audiencia media. Ahí fue donde varias provincias dieron un volantazo para aportar a sus realizadores y productores alguna herramienta ante la inequidad de la transferencia de recursos», completa Berger a su turno. «Hoy hay casi un 90% de producción financiada por el INCAA en el AMBA y el resto lo tienen las provincias», precisa.
San Luis, Río Negro, Neuquén y, más recientemente, Jujuy, también cuentan con leyes de fomento a la producción cinematográfica. Córdoba es sin duda una de las más reconocidas, con una elogiada industria concebida gracias a una generación de realizadores que durante la segunda década del siglo XXI consiguió convertir a la provincia mediterránea en una auténtica usina creativa. Entre ellos se anotan Inés Barrionuevo, que estrenó Camila saldrá esta noche en la principal sección del Festival de San Sebastián; Rodrigo Guerrero, que participó con Siete perros en el Festival de El Cairo; o la recientemente fallecida Paola Suárez, que luchó por la federalización del cine y logró vender los derechos de la serie La chica que limpia para una remake en Hollywood.
Si bien está claro que las realizaciones provinciales se identifican con directores locales, también sucede que sus locaciones son elegidas por los foráneos que buscan sus paisajes naturales o su arquitectura típica. Y en ese proceso se suman al equipo profesionales del lugar, lo cual no solo significa nuevos empleos para el sector, sino también el aporte de una mirada local que se ve reflejada en el resultado final.
Cordobesa. Camila saldrá esta noche.
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Director del Polo Audiovisual Río Negro, Cristian Calvo cuenta que la «zona de San Carlos de Bariloche tiene una actividad intensa. Allí se generan muchas publicidades. Hace muy pocos días finalizó el rodaje de un largometraje en El Bolsón, que implicó cuatro semanas de actividad. Actualmente se está filmando un documental en la capital, Viedma. También hay otro documental en desarrollo en el Alto Valle. Este es el abanico de posibilidades que genera la provincia, la idea es diversificar las producciones más allá de las bondades propias que tienen Bariloche y sus alrededores».
Misiones es otra de las provincias que además de apoyar a cineastas locales, también fomenta sus escenarios como sets de filmación. Mario Giménez, presidente de IAAVIM, expresa que más allá de las complejidades del año que pasó no faltó coraje del sector audiovisual para asumir nuevos desafíos. «Esa es la razón por la cual tuvimos un año con muchísima producción y espacios de desarrollo», dice. «Generamos muchos puestos de trabajo de calidad, contribuyendo a la consolidación de productores y directores misioneros. Y trabajamos para incluir a los nuevos realizadores, que comienzan a gravitar con ideas innovadoras, nuevos formatos e incluso esquemas de producción alternativos a los tradicionales».