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Muy interesante la nota sobre el debate acerca de la despenalización de la marihuana. Como padre de hijos adolescentes es un tema que me preocupa, no porque mis hijos vayan a convertirse en drogadictos por fumar uno o dos cigarrillos de marihuana, sino porque, como la prohibición incentiva el narcotráfico (es solo mi opinión, ojo), cuando los jóvenes van a comprar, con frecuencia quedan expuestos al trato con gente que roza la delincuencia, cuando no está directamente inmersa en ese ámbito. Eso es lo que me da cierta aprehensión, por eso he hablado decenas de veces con mis hijos para que no se arriesguen a situaciones peligrosas si algún día se les ocurre ir a comprar «un porro».
Si bien hoy en día la ley argentina no pena la tenencia para uso personal (y eso realmente es un gran avance), sí existen todavía vacíos legales y administrativos que deben llenarse. Ya de por sí la figura de «tenencia personal», gramos más, gramos menos, se vuelve un hilo muy fácil de cortar a la hora de detener a una persona. Me parece que la presencia del Estado en la comercialización de este producto es imprescindible, tal como se está tratando de hacer en Uruguay. De este modo el mercado quedaría regulado, y al ser entonces la marihuana de acceso público quedarían sin sustento las grandes bandas del narcotráfico que la distribuyen y venden. Incluso, el control del Estado sobre el producto podría mejorar y favorecer la producción de esta planta que no sirve solamente para evadirse un rato de la realidad, sino que tiene diversas propiedades bioquímicas de útil aplicación en la medicina.

Martín Rosales
Ciudad de Buenos Aires

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