19 de agosto de 2021
Creadora de la red de consumo Más Cerca es Más Justo, la cooperativa distribuye productos de la economía social y familiar en AMBA y la costa Atlántica.
Variedad. La entidad distribuye verduras, frutas, lácteos y miel, entre otros alimentos.
(DIEGO MARTINEZ)
La idea es simple pero llevarla adelante no es sencillo: vincular al productor con el consumidor, sin intermediarios. Con esa propuesta, tomada de experiencias previas como las que impulsan la Unión Trabajadores de la Tierra (U.T.T.) y el Instituto para la Producción Popular (IPP), nació el proyecto Más Cerca es Más Justo, impulsado por la cooperativa Vínculos Productivos.
El 27 de febrero del 2016, Más Cerca es Más Justo entregó sus primeros 30 bolsones: 7 kilos de frutas y verduras que se armaron en un garaje del barrio porteño de Liniers. «Históricamente el Mercado Central le impone el precio al productor. Con esa lógica, los camiones retiran las frutas y verduras en las quintas. A veces pasa que se llevan 200 cajones de lechuga y le dicen al productor que pudieron vender 5 y así pagan lo que quieren o por anticipado un bajo precio por kilo. De ese modo la ganancia queda en los puesteros del Central, en los mayoristas y esa es una de las distorsiones que aún hoy existe», dice a Acción Francisco Caputo, tesorero de la cooperativa.
Con la premisa «sin explotación para el que produce y sin abusos para el que compra» fueron sumando nuevos productos y puntos de entrega (nodos) entre los que se encuentran agrupaciones políticas, clubes de barrio, vecinos que apoyan el proyecto y dietéticas con las que fueron armando el entramado que vincula a Más Cerca es Más Justo con los consumidores. En este momento, los nodos de consumo funcionan en la Ciudad de Buenos Aires y su área metropolitana y en Mar de Plata y sus alrededores.
La base del proyecto está en la producción popular de alimentos y productos que no podían llegar a las góndolas de las grandes ciudades «porque los supermercados les imponen condiciones inaceptables», dice Caputo. En esa lista aparecen familias productoras hortícolas del Gran La Plata, trabajadores textiles, pequeños productores riojanos de aceitunas y aceites de oliva, tambos chicos que proveen quesos y otros derivados lácteos, apicultores cooperativos.
Les unes y les otres
Con un total de 17 asociados y asociadas, la cooperativa está integrada por gente con formación en abogacía, ingeniería, sociología, antropología, comunicación, nutrición, bromatología y otras disciplinas que le dan un variopinto rango de ideas y conocimientos a la hora de trabajar.
Mientras esperaban la aprobación del INAES (un trámite que se demoró hasta fines de 2019) utilizaban la cobertura legal del IPP que, por ser una asociación civil sin fines de lucro, les dificultaba los movimientos de dinero. «Desde el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos nos apoyaron mucho en aquellos tiempos. Fue muy importante el trabajo de la contadora Verónica San Martín que nos asesoró en nuestros inicios, fue una gran colaboradora», destaca Caputo. También están vinculados con la filial Colegiales del Banco Credicoop.
Luz Justich es asociada de la cooperativa y una de las encargadas del área de ventas, marketing y comunicación. A su vez, junto con otras compañeras, están impulsando la creación de la comisión de Género. «Habilitamos charlas de género, discutimos temas como las tareas de cuidado y utilizamos el lenguaje como parte de la comunicación de la cooperativa y puertas adentro», cuenta.
La cooperativa hoy funciona en un galpón ubicado en Ciudadela. Durante la pandemia, como en muchos emprendimientos similares, se incrementaron los pedidos, que pueden realizarse a través del sitio mascercamasjusto.org.ar. «Creemos en la soberanía alimentaria para que cada persona decida lo que va a comer. Esto viene vinculado inmediatamente con la ecología y los productos agroecológicos que vendemos, porque nos importa cuidar la salud», concluye Justich.