10 de diciembre de 2014
Quería felicitarlos por el artículo aparecido en el Nº 1159 de la revista dedicado a la cuestión de las empresas recuperadas. Me pareció muy completo e ilustrativo, ya que es un tema muy complejo que tiene muchas aristas, como la cuestión de la propiedad del inmueble.
Conozco de oídas la cuestión porque soy vecina desde hace un par de años de una empresa recuperada en la que vi cómo, con mucho esfuerzo, los trabajadores se organizaron en cooperativa y la pusieron otra vez en marcha. Sé que la cuestión con los proveedores es difícil, porque muchos no creen que simplemente los trabajadores, ya sin un patrón que organice el trabajo, puedan lograr continuar con los productos en el mercado para poder pagarles luego a ellos. Lo que no sabía es que había tantas a lo largo de nuestro país y que ocupan a tantos trabajadores en rubros tan diferentes. Jamás se me habría ocurrido, por ejemplo, pensar que una empresa maderera pudiera ser recuperada por sus operarios. Eso quiere decir que cuando las personas se organizan y unen voluntades todo se puede.
Estas son cosas que si uno no las lee en revistas como Acción y otras independientes no las lee en ningún otro lado, porque a los grandes medios no les interesa difundir estos temas. Creo que incluso es información que retacean para que no se propague el ejemplo de estos valientes y emprendedores exempleados, convertidos ahora en sus propios jefes. De alguna manera las empresas recuperadas resultan un desafío al sistema económico actual, cuyos fines exclusivos de lucro lo único que promueven es el individualismo y el serrucharse el piso unos a otros. Las cooperativas, por el contrario, tienen como fundamento el bien común de sus miembros.
María Laura Cruz
Ciudad de Buenos Aires
