2 de agosto de 2021
Con sede en la Ciudad de Buenos Aires, la cooperativa gráfica brinda una nueva oportunidad laboral para personas que estuvieron presas y sus familias.
Villa Crespo. Un enorme galpón alberga el taller textil, entre otras actividades. (Guadalupe Lombardo)
Todo nació en el penal porteño de Devoto. Corría el año 2010 cuando los primeros cuadernos hechos artesanalmente por personas privadas de la libertad salieron a la calle para ser vendidos en una feria. Esos «cuadernitos» que lograron traspasar los muros de la cárcel fueron una sensación liberadora y el inicio de lo que hoy es la cooperativa Esquina Libertad.
«Nos planteamos crear un espacio que fuera una respuesta a muchas de las situaciones que nos estaban atravesando en ese momento como familiares de personas en situación de encierro. La idea era pensar en una salida laboral, construir vínculos sanos, generar un trabajo autogestivo», cuenta Ayelén Stroker, presidenta y fundadora de la cooperativa.
Inspirados en las experiencias de los movimientos de desocupados, obtuvieron la matrícula en el año 2012 con una particularidad: menos el consejo directivo, todas las personas asociadas estaban privadas de la libertad. Hoy tiene 60 asociados, tanto dentro como fuera del sistema penitenciario.
«Hacemos encuadernación artesanal, impresión de volantes, tarjetas, edición de libros, serigrafía, sublimación de prendas, vasos y telas. También contamos con un área de comunicación que produce contenidos audiovisuales, gestiona redes sociales y somos nodo de productos agroecológicos de la Unión Trabajadores de la Tierra (UTT)», cuenta Martín Luna, asociado, tallerista y uno de los encargados de la administración.
También realizan talleres de oficios dentro de los penales de Devoto y Ezeiza y las asesorías de género. «Tenemos áreas de cultura, legales, salud y género que se dividen en “mostras” y “transformen”: las mostras son las compañeras y los transformen somos los varones, que hace un año pudimos desarrollar un espacio para trabajar, como varones, cuestiones de género», dice Luna. Esquina Libertad es asociada de la Filial Colegiales del Banco Credicoop. «Hace unos tres años que nos asociamos y estamos contentos con el vínculo que hemos construido porque siempre hemos obtenido respuestas a nuestras dudas y nos han resuelto varias cuestiones bancarias», afirma Luna.
Una ley injusta
Alejandro Maniero estuvo 15 años privado de la libertad y es uno de los socios fundadores de la cooperativa. Licenciado en Administración, una de sus tareas principales es la asesoría legal. «La idea es que compañeras y compañeros sepan que tenemos derechos. No se trata solamente de brindar asistencia jurídica, sino también que vayan aprendiendo a generar sus propios escritos y a la vez trasladando ese conocimiento a otres», explica.
El caso de Maniero sentó una jurisprudencia ya que fue la primera persona del país en lograr una salida laboral a una cooperativa de trabajo. «Con antecedentes no te toman ni en el Estado ni en el ámbito privado. En ese sentido el cooperativismo es una respuesta viable porque nos genera el trabajo de repensarnos y el desafío de construir colectivamente», dice.
En la cooperativa manejan una estadística que revaloriza su trabajo: desde que se fundó, el 95% de las personas que pasaron por Esquina Libertad no reincidieron en la comisión de delitos. En contrapartida, hay números que indican que un 60% de quienes pasan por el sistema carcelario, reinciden. En ese sentido, una de las luchas que llevan adelante junto con otras entidades es la modificación de la Ley de Cooperativas que, en su artículo 64, prohíbe a las personas que estuvieron privadas de su libertad integrar consejos de administración, incluso después de 10 años de cumplida su pena. La entidad ya ha presentado tres proyectos para modificar la ley. «Entendemos que eso es profundizar en la estigmatización y negar la única oportunidad real que hoy está dando respuesta a todo el contexto de encierro y a la posibilidad de incluir realmente en la sociedad a quienes atravesaron por eso», concluye la presidenta. Afuera de la cárcel, la lucha continúa.
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