21 de mayo de 2021
Selva Almada
Penguin Random House
140 páginas
Una salida de pesca con vino, tabaco, sonido de chicharras y charla. Tres amigos y algunos fantasmas. El calor, el sopor, el ronquido de las lanchas, los mosquitos y una raya gigante que será el detonante de un conflicto insospechado entre los amigos y un grupo de isleros. Los disparos de un revólver provocan una desazón que mutará en encono, tan relacionado con el poder territorial como con una singular conciencia ecológica. ¿Qué significa para esta gente áspera pescar y matar una raya? Enero y el Negro llevan de pesca, a la manera de un rito de iniciación, a Tilo, hijo adolescente de Eusebio, el amigo ahogado años atrás en ese mismo río. Los tiempos se confunden en planos, y convive el relato fantástico con el realista. No es un río es una novela breve, la tercera de Selva Almada. La escritora entrerriana cierra así su «trilogía de varones», que completan El viento que arrasa y Ladrilleros. Y lo hace, según ella misma aclaró, con su «novela más lírica». La poética de la prosa es la clave del libro: el manejo magistral de la musicalidad del lenguaje, la sensualidad del habla cotidiana, la violencia contenida en ciertos giros coloquiales y la cadencia morosa del relato van formando las capas que le dan espesura a un argumento que, aún con sus juegos oníricos, ostenta una precisión quirúrgica. Hay un instante en que se respira la cercanía de la muerte, y el desenlace acecha como un felino del monte. Almada hace hablar a los hombres y a algunas pocas pero fundamentales mujeres como parte del paisaje. El relato lo enhebran también el río, la selva, los silencios. Nada sobra en esta novela ejemplar. En una cruza entre Horacio Quiroga y Haroldo Conti, con una voz definitivamente propia, la autora esquiva el costumbrismo y apunta a un puñado de almas ajadas que, entre ensoñaciones y recuerdos, no pueden evitar la tragedia.
La escritora construye una novela ejemplar entre el realismo y lo fantástico.